Tiene un arranque flojo (¿y qué serie de comedia no lo tiene? Hasta que surge la complicidad en el equipo pasa algo de tiempo), sin embargo, mejora con el tiempo.

No estoy de acuerdo con las críticas que dicen que es todo Zoey, de hecho, lo que más me gusta de esta serie es que no pierdo el interés con las historias de los secundarios (unos críos de treinta, lo que realmente somos). Personajes que se siente orgullosos de estar dentro de los estereotipos marcados y que los explotan un paso más allá. Y Jess, esa chica rarita, que no tiene miedo de ser quien es. Que convence con sinceridad y ejemplos sencillos... Creo que esa es la clave de toda la serie: es sencilla. Objetivo que muy pocas producciones persiguen hoy en día y que se agradece enormemente.

Imperdibles: los capítulos en los que aparece Dermot Mulroney (La boda de mi mejor amigo), son los momentos más divertidos de la primera temporada.