Desangelado cierre de la historia de Damien, aunque tampoco está tan mal.

Tiene a su favor contar con Sam Neill como protagonista, que interpreta a un hijo del Diablo sexy, magnético y obsesivo. La banda sonora aunque es un poco peor, sigue teniendo fuerza, impregnando el ambiente de maldad. La trama es un poco diferente a la de las anteriores, lo cual se agradece. Por último consta de un buen número de muertes, algunas perturbadoras.

Sus virtudes son obstruidas por sus defectos. La película es en gran parte una sucesión de escenas de personas intentando matar a Damien con las dagas en cualquier lado, y eso es incoherente con lo que nos contaban en las anteriores entregas, aparte de dar pie a secuencias un tanto ridículas. Damien como tal resulta decepcionante, pues está en su apogeo y esperábamos algo mucho mayor, más destructivo, más bestia, más maligno, tanto a nivel sobrenatural como terrenal. Para rematar el final deja bastante que desear, aunque supongo que eso depende del punto de vista; al menos es un final cerrado.

Con sus más y sus menos podemos decir que resulta un cierre aceptable, que ya es más de lo que reciben otras franquicias.