Tenemos aquí una supuesta comedia, que en realidad es un melodrama de los gordos. Prácticamente todo es una sucesión de problemas personales que al público les importan un pimiento. ¿De verdad es necesario atosigar al espectador con 7 u 8 personajes tristes y deprimentes? ¿Y tienen la cara dura de llamar a esto "comedia romántica"? Luego se quejarán de que la gente no ve películas españolas...

El único personaje salvable es el interpretado por Raúl Arévalo, un cosmopolita que se convierte de la noche a la mañana en hortelano y pastor. Y es precisamente este personaje al que se le podía haber sacado el máximo partido mostrándolo como un tío de ciudad que en asuntos rurales no sabía hacer la "o" con un canuto. En fin, en lugar de eso, han preferido mostrarnos a la deprimente Carmela Peña haciendo de deficiente mental. Una oportunidad más perdida para hacer una buena peli.