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Voto de Tio Penthal:
2
6.0
9,129
Thriller. Drama. Comedia
Marla Grayson (Rosamund Pike) no tiene escrúpulos a la hora de beneficiarse de los demás. Después de haberse aprovechado de docenas de jubilados como tutora legal, ella y su compañera Fran (Eiza González) ven a Jennifer Peterson (Dianne Wiest) como la nueva víctima: una gallina de los huevos de oro a la que pueden desplumar fácilmente. Pero mientras intentan llevar a cabo su plan, Marla y Fran descubren que la señora Peterson no es lo ... [+]
30 de abril de 2021
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Concedo gustoso que el inicio tiene brío y que supone un punto de partida intrigante. Y ya. Del resto de la película sólo diré que me costó la vida acabarla, resistiendo como un jabato con un único objetivo: comprobar cúal iba a ser el final de Marla Grayson. Marla Grayson... algunos estarán tentados de ponerle la medalla de "una de las grandes villanas de la historia del cine", pero yo lo dejaría en "una de las personas a las que asesinarías con tus propias manos de la historia del cine". El mérito de este poderoso campo gravitatorio de animadversión recae en Rosamund Pike, que es sin lugar a dudas la actriz más en forma de la actualidad para componer personajes a los que da gusto odiar; es la Meryl Streep del "me caes mal", y empiezo a tener mis dudas de si ella es realmente así o es una superdotada de la interpretación. De cualquier manera, y antes de derramar toda mi bilis ponzoñosa en la zona espoilers, I Care a Lot es la historia de una arpía que se dedica a desvalijar ancianitos y a taladrarnos la cabeza con un majadero discurso ultraliberal sobre el dinero y cómo conseguirlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Punto número uno: no es cierto lo que he escrito antes, pues el intringulis de la película es averiguar de qué forma horrible va a ser asesinado el personaje de Rosamund Pike. Su papel está escrito para presentarnos una persona sin moral que retoza a sus anchas en el lodazal del sueño americano y que sólo quiere hacerse millonaria cueste lo que cueste, aunque sea estafando abuelitos. Esto no es muy original que digamos, de modo que J. Blakeson quiere que le sigamos el rollo haciendo que nada de lo que hace Marla Grayson tenga sentido. El principio de la película está bien porque vemos su modus operandi (localizo ancianito, lo meto en una residencia, consigo la tutela y lo desvalijo). El problema es que una de sus victimas resulta ser la madre de un despiadado mafioso ruso, que se pilla (con toda la razón) un cabreo del 15. Llegados a este punto, CUALQUIER ser humano recularía y saldría gustoso del asunto, pero ella no: como un auténtico Paco Martinez Soria retiene y desvalija a la vieja a pesar de que el mafioso inicia un crescendo inquietante de abogados y matones armados. Aquí la película ya ha descarrilado y no tiene ningún sentido, puesto que la amenaza es real, y se produce un fenómeo curioso: todo el público está volcado con el mafioso ruso y se relame pensando en cómo va a apiolar a Rosamund y a su insoportable socia (y amante, que es más transversal y más moderno) Eiza González. Claro, esto sería demasiado fácil, de modo que tras secuestrar a ambas y ponernos la miel en los labios resulta, oh calamidad, que ambas sobreviven a sus muertes seguras de una forma abracadabrante. Y no solo eso, sino que dos mujeres de 60 kg y francamente magulladas son capaces de dar la vuelta al marcador y poner contra las cuerdas al mafioso: aquí ya mis ojos querían salirse de las orbitas. Es decir, el ser humano más odioso que hemos visto en una película no solo no obtiene lo que se merece sino que obliga a un Señor del crimen a asociarse con ella como un manso corderito. El problema de todo lo anterior no es que un malvado se salga con la suya (de hecho, es algo narrativamente suculento), si no la forma en la que se narra, que es una tomadura de pelo. Al final, el director decide que la broma ha ido demsiado lejos y en la última escena Grayson muere asesinada en la cúspide de su éxito por un tipejo aleatorio con un "qué cruel paradoja" pintado en el rostro, pero ya no cuela, Blakeson. No cuela porque no has sabido a qué jugabas durante todo el metraje (¿thriller, comedia?) y sobre todo porque ese final está copiado de Layer cake, y ahí la muerte de Daniel Craig sí que tiene el efecto correcto y es mejor película que la tuya de aquí a Lima.