Todos tenemos alguna película por la que sentimos debilidad pero que, por desgracia, es mala de solemnidad: si nos pillan viendo una de Vin Diesel, o de Pajares & Esteso, buscaremos cualquier excusa para terminar de verla a solas después. En este caso, nadie parece avergonzarse de este subproducto, fenómeno que me tiene perplejo. Se con certeza matemática que el libro es mejor, porque NADA puede caer más bajo que este engrudo de amoríos imposibles. Para empezar, la protagonista nos ofrece el papel más falto de gracia y matices de la historia del cine, hasta el punto que despues de verla estoy pensando meterme a gay: con este fallo de casting han perdido, para siempre, al sector masculino de la audiencia. El tipo pálido que da la contrarréplica es mejor actor, y puedo entender que su efigie exangüe tapice las carpetas de adolescentes, pero el resto del reparto parecen extras improvisados de cualquier serie veraniega... En general todo tiene un aire de pobreza artística y material desolador; no voy a entrar en los efectos especiales de función de fin de curso porque es lo de menos, pero sí en la dirección absolutamente pedestre de una tal Hardwicke, apta para anuncio de cereales pero no para un supuesto taquillazo como este, y su absoluta incapacidad para rodar tanto las escenas de amor (ridículas) como las de "acción" (aún más ridículas). Por otra parte, como historia de vampiros, alcanza unos valores espectaculares de tontuna. Por tanto, en un mundo civilizado esta película solo debería tener como público potencial a adolescentes del género femenino con poca sal en la mollera, pero ya ven...