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Voto de Juan Marey:
7
Comedia. Fantástico En 1644, el señor de Canterville condena a su hijo a ser emparedado por traicionar el honor de la familia. Desde entonces su fantasma vaga por el castillo. Trescientos años después, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), una compañía de infantería americana se aloja en el castillo y se dedica a hacer todo tipo de gamberradas al fantasma. (FILMAFFINITY)
21 de febrero de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simpática adaptación de una novela breve de Oscar Wilde en la que una familia americana pone patas arriba la “apacible vida” de un fantasma inglés. El guión de Edwin Blum traslada la hilarante historia creada por Oscar Wilde al momento cronológico en el que se sitúa la película, sustituyendo la familia americana por un destacamento de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Los cambios consiguientes no desarman el delicioso cuento de Wilde, una crítica a los valores tradicionales de la sociedad inglesa de la época, en contraposición a la “obligada modernidad” de los norteamericanos, quienes tampoco se libran de la sátira.

La película está muy bien realizada, los efectos de la transparencia del fantasma están muy logrados y los efectos caseros de persecuciones y caídas son muy divertidos, teniendo en cuenta que en aquella época todo tenía que ser realizado manualmente y los golpes tenían que ser de “verdad”. Contiene momentos hilarantes, gracias a los ingeniosos diálogos con juegos de palabras de su autor. Charles Laughton hace un excelente trabajo dando vida a ese entrañable fantasma que más que terror produce congoja, también figura en el reparto la encantadora Margaret O'Brien que ese año descollaría en el musical “Cita en St. Louis” y el popular actor estadounidense Robert Young.

Quizás, la película del que fuera ayudante de dirección de Alfred Hitchcock a principios de los 40 y autor de “Rififi” (Du rififi chez les hommes, 1954) y “La ciudad desnuda” (The Naked City, 1948), entre otras grandes películas, no haya envejecido demasiado bien, pero todavía resulta curioso y divertido ver al gran Charles Laughton (productor del film) en el papel del fantasma, a la jovencísima niña prodigio Margareth O´Brien o al siempre atractivo Robert Young.
Juan Marey
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