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Voto de Juan Marey:
9
Drama Carlos es un joven que tiene desde niño fijación por el cine. Ahora, casado con Ana, ha conseguido convertir su afición en un medio de vida al convertirse en reportero gráfico. Pero el mismo día que comienza la Guerra Civil ocurre algo que le hace renegar de las cámaras para siempre. (FILMAFFINITY)
17 de marzo de 2024
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Llorenç Llobet Gràcia (Sabadell, 1911-1975) representa, como pocos cineastas, la fascinación por las imágenes en movimiento, esta tendencia lo hizo entrar al mundo del “cineclubismo” como fundador de los “Amigos del Cine de Sabadell”, desarrolló una trayectoria brillante como cineasta amateur antes y después de su única incursión al cine profesional con “Vida en sombras” (1948). El entorno temporal y cultural de la época explica el rechazo que suscitó entre los que tenían que juzgarla en el momento de su realización, que la convirtieron en una película maldita, la presentación del proyecto contó con trabas desde el principio en la “Dirección General de Cinematografía y Teatro”, que consideró su argumento dramático de escaso interés y encontró inadecuadas las referencias políticas, además, al no recibir el crédito sindical, Llobet tuvo que afrontar los costes de producción de su propio bolsillo, lo que prácticamente supuso su ruina, los citados problemas con la censura impidieron el estreno del film hasta cuatro años después, se proyectó en cines de segunda categoría y tampoco las críticas fueron favorables, lo que llevó a que Llobet abortase el abordaje de su siguiente película, “El refugio”. Treinta y cuatro años después de su estreno, una de las dos copias supervivientes fue redescubierta y restaurada por Ferrán Alberich, se reestrenó en 1983 con excelente acogida, en el año 2007 se localizó en Barcelona una copia nueva de la película, que se depositó a la Filmoteca de Cataluña, este hallazgo permitió plantear una nueva restauración, contando con las posibilidades de la tecnología digital, en el 2016 se publicó esta nueva versión restaurada.

Pocos monumentos cinematográficos han rendido tributo al amor por el cine como esta película de Llobet Gracia, que paradójicamente, como ya hemos comentado, vivió una auténtica “vida en sombras” durante décadas hasta su redescubrimiento. El amor del protagonista de la película por el séptimo arte es el de su creador, pocas películas españolas (y europeas) mostraron tanta sensibilidad y un mensaje tan transparente de declaración de amor por el cine, y es que la vida de ficción de su protagonista es a su vez la vida del cine desde su invención hasta prácticamente el final de la primera mitad del siglo XX, un film sincero, entrañable, irrepetible y necesario.

Su ubicación dentro del cine español de la época es por demás insólita, no existe en esa época ninguna otra película de un carácter tan personal y subjetivo como esta, y habrá que esperar a la década de los setenta para que aparezcan películas de similar significado. Es una película de un cineasta, no de un profesional de la dirección de películas, que habla sobre sí mismo, sobre la época que le tocó vivir, sobre la mujer a la que amó y sobre las películas que vio y las que quiso hacer, es, por tanto, una intensa y bella reflexión sobre las relaciones entre la vida y el cine, entre los espectadores y los cineastas, entre la pantalla y el patio de butacas.

Obra maestra inclasificable del cine español, una magistral sucesión de recursos narrativos condensados en poco más de ochenta minutos de proyección, una historia que intercala el cine con la realidad con la facilidad con la que se compra una entrada, una pesadilla anudada en la mente de un hombre que solo quería soñar. Es uno de esos misterios que tan bien guardados tiene el cine y que, de vez en cuando, te salta a la cara para atraparte y para decirte que la vida merece un poco más la pena porque el cine está en ella, el pone la luz, nosotros las sombras.
Juan Marey
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