La nueva película de Gracia Querejeta tiene un mensaje claro: la oscuridad hace aflorar a los buitres. La premisa inicial suena atractiva y el director se toma su tiempo en desarrollar los acontecimientos. Lo que parecía una reunión de antiguos amigos se va a convertir, por un infortunio que aquí no toca desvelar, en una auténtica odisea que hará aflorar lo peor de cada uno. A partir de ese momento podría haber aflorado un poco más la comedia negra, pero a partir de ahí el género casi no asoma. Ahora gana el suspense y todo se vuelve serio y oscuro. Un cambio un tanto radical y, de seguir por ese camino, pide a gritos una vuelta de tuerca más.

Pero no la hay. Será que estoy acostumbrado a que los personajes se salgan un poquito de madre y me esperaba un punto más de locura en su parte final, pero también es cierto que eso podría restarle credibilidad a la película, que se columpia bien en su primera parte entre el drama y la comedia negra.

También es cierto que en una película preseleccionada para representar a España en los Oscar hay que pedirla un poquito más. Está bien rodada (aunque el momento “botella” podría haberse rodado de otro modo), bien actuada pues hay clase en cada uno de los actores (como para no haberla teniendo a: Maribel Verdú, Antonio De La Torre, Eduard Fernández, Marian Álvarez, Nora Navas o Alex O´Dogherty) y muy bien narrada. Quizás su parte más discrepante sea el final, pero como vuelvo a decir, otro final también le restaría credibilidad.

Una película interesante, a la que merece la pena echar un vistazo. Un turbio relato y reflexión sobre la existencia del ser humano.

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