Le tengo mucho cariño a todos y cada uno de los muchos thrillers que salieron durante la época de los 90. Me parecían películas sobradas de calidad e interés aunque muchas se pareciesen entre sí, y adoraba ver que las estrellas del momento se sumaran a interpretar a detectives o asesinos en serie, logrando hacer buenas interpretaciones.

Cuando uno piensa en los de aquella época, los primeros thrillers que te vienen a la cabeza son dos piezas de relojería mayúsculas: ‘El silencio de los corderos’ y ‘Se7en’. Películas que deben estar en la filmoteca de todo cinéfilo que se precie. En esta comparación, ‘Copycat’ saldría perdiendo, porque juega en una liga inferior, pero no os dejéis engañar: entra perfectamente en ese cupo de buenos thrillers de la época.

La película de Amiel sabe generar tensión a partir de un trepidante e intrigante comienzo para continuar el típico juego del ratón y el gato aprovechando a una claustrofóbica y solvente Sigourney Weaver y dando los primeros coletazos de Internet. Como contrapartida, una Holly Hunter de lo más eficaz.

El resultado es una película de esas que pillas en la televisión y te quedas a verla hasta el final. Una película de asesino en serie, «copión» de otros «colegas de profesión» que cumple perfectamente su propósito.

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