No tengo la menor duda de que ‘La sombra del diablo’ es una oportunidad desaprovechada para contar al gran público la crisis de Irlanda y el conflicto con el IRA. Pero si quieres eso, esta no es tu película, principalmente porque viene contada desde Estados Unidos y servida en bandeja para el gran público al estar protagonizada por los dos actores más potentes del momento.

Servidor, que lo único que quería era pasar un rato entretenido y en su momento la dejé pasar de largo (el hecho de que las dos superestrellas no se llevasen bien en el rodaje me tiró para atrás), quedé encantado y encandilado por esta historia sobre un joven irlandés que esconde un secreto, y al que acoge en casa el bueno de Tom. Es una versión light y comercial sí, pero funciona por los cuatro costados y la mires por dónde la mires.

En aquella época, Pitt era el guapo de Hollywood y el papel de Rory le pega que ni pintado. Es el chico traumatizado y con carisma que quiere arreglar las cosas, un papel a medida del actor que no se solía prodigar mucho haciendo de “villano”. Luego está Ford, que es el mejor actor del mundo haciendo de tipo corriente y buena persona. Un policía que ha emigrado en busca del sueño americano y que huye de todo tipo de problemas. Ellos dos son el pilar principal de la película y lo cierto es que ambos están estupendos.

A partir de aquí, un poco de pirotecnia americana y contar la historia con interés y tensión, un par de secundarios que cumplan el propósito (como Treat Williams) y tienes una película muy entretenida y que te hace pasar el rato.

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