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Voto de BigCat:
7

Voto de BigCat:
7
8.1
90,895
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2010
2 de julio de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La principal virtud de esta película es que, te cuenten lo que te cuenten, te lo crees. Uno se olvida de que está viendo a actores, es impresionante la naturalidad que transmiten los personajes. Los diálogos, las miradas, los gestos... es como si no hubiesen leído el guión y no hubiesen aprendido las frases de memoria, es tal cual como si les saliera del alma todo lo que dicen y hacen.
Por eso es una película que conmueve en el momento de verla. Y si luego uno se plantea que esto o aquello no acaba de ser verosímil, no importa: lo que importa es que mientras estás viendo la película estás viviendo lo que sucede segundo a segundo.
No digo que tenga errores, ni mucho menos. Sólo algunas cosas que chirrían si uno las piensa detenidamente (véase spoiler), pero en este caso todo queda eclipsado por la química, la desenvoltura, el maravilloso buen hacer de todos y cada uno de los personajes. Cada frase, cada mirada, cada pequeño ademán... todo es como la vida misma.
Llega al alma por la sencillez con que relata una historia tremendamente cruda; tan cruda como habitual, por desgracia. Nos cuenta cómo cala en una persona el recuerdo de esa atrocidad; una atrocidad que para otros no es más que un expediente, un archivo, un recuerdo vago e incluso una molestia.
Altamente recomendable, por supuesto.
Por eso es una película que conmueve en el momento de verla. Y si luego uno se plantea que esto o aquello no acaba de ser verosímil, no importa: lo que importa es que mientras estás viendo la película estás viviendo lo que sucede segundo a segundo.
No digo que tenga errores, ni mucho menos. Sólo algunas cosas que chirrían si uno las piensa detenidamente (véase spoiler), pero en este caso todo queda eclipsado por la química, la desenvoltura, el maravilloso buen hacer de todos y cada uno de los personajes. Cada frase, cada mirada, cada pequeño ademán... todo es como la vida misma.
Llega al alma por la sencillez con que relata una historia tremendamente cruda; tan cruda como habitual, por desgracia. Nos cuenta cómo cala en una persona el recuerdo de esa atrocidad; una atrocidad que para otros no es más que un expediente, un archivo, un recuerdo vago e incluso una molestia.
Altamente recomendable, por supuesto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las cosas que chirrían son detalles argumentales, como por ejemplo, que encuentren al culpable en medio de un estadio de fútbol lleno a rebosar, cuando sólo llevan buscando desde hace 4 partidos. O que el violador confese por despecho y por orgullo herido ante la arenga hiriente de Irene. La escena del pene era innecesaria, no por puritanismo ni mucho menos, sino porque simplemente resulta chocante. No pega.
Luego hay algo que si no lo digo, reviento: yo no sé si lo hicieron a propósito, pero hubo momentos en que sospeché del marido y pensé que había sido él el asesino, aun cuando todo apuntaba a que no, aun cuando el autor de los hechos había confesado. Pero estaba claro que el marido ocultaba algo (ese algo se desvela al final), y se me pasó por la cabeza de un modo descabellado; tampoco vi en los ojos del marido (del viudo) ese amor y esa adoración que Darín dice ver. Pero sí vi ese amor en los ojos de la pareja protagonista. Los ojos de Soledad Villamil y los de Ricardo Darín hablan. Hablan constantemente.
Luego hay algo que si no lo digo, reviento: yo no sé si lo hicieron a propósito, pero hubo momentos en que sospeché del marido y pensé que había sido él el asesino, aun cuando todo apuntaba a que no, aun cuando el autor de los hechos había confesado. Pero estaba claro que el marido ocultaba algo (ese algo se desvela al final), y se me pasó por la cabeza de un modo descabellado; tampoco vi en los ojos del marido (del viudo) ese amor y esa adoración que Darín dice ver. Pero sí vi ese amor en los ojos de la pareja protagonista. Los ojos de Soledad Villamil y los de Ricardo Darín hablan. Hablan constantemente.