El biopic está de moda. Las películas que nos narran las vidas y carreras de personajes famosos de la historia se han convertido en estos últimos años en un género que nos ha ofrecido éxitos de público y crítica de diferente consideración. Este 2019 nos dejó la gran Rocketman y esta Judy de muy diferente recorrido y significación. Las dos muy bien planteadas y dirigidas pero Judy con menor interés comercial y no porqué sea menos buena si no porqué su historia no es tan popular y cercana en el tiempo.
Judy Garland fue una gran estrella a la que una industria despiadada utilizó sin miramientos y que tuvo una historia apasionante que llenó miles de portadas de revistas y periódicos de la época que hoy solo llamarán la atención de los nostálgicos y de los amantes del cine clásico...justo la gente que ya no va al cine. Y es una pena porqué se trata de una película notable con una actuación esplendorosa de Renée Zellweger que parte con ventaja en la temporada de premios al haber cosechado un merecido Globo de Oro que no va a relanzar su carrera pero le va a dar unos buenos secundarios en estos próximos años.
El tiempo crepuscular de la gran estrella que Rupert Gold nos cuenta con amor pero sin miramientos es, al mismo tiempo, un repaso a las luces y sombras de muchas estrellas del cine y la canción que fueron, son y serán engullidas por el paso del tiempo y el ocaso de la fama. Garland tuvo una carrera prodigiosa y un final triste y un poco desangelado del que hoy rescatamos la esencia misma de la estrella...su arte.
Una buena ambientación bien fotografiada con la exquisitez del mejor cine británico y un magnífico diseño de producción sirven para dar un buen homenaje de una actriz irregular a una estrella de los años dorados de Hollywood.
Recomendable.