El análisis que realiza Michael Haneke, de la aparente rectitud que se vivió en Alemania, a principios del siglo pasado, extrapolándola de una pequeña población, es tan clara y notoria, que a nadie puede extrañar, que aquellos seres jóvenes de (aparente) alma noble y corazón puro, pudieran más tarde convertirse (ya lo eran entonces) en verdaderos verdugos de otros seres inocentes e indefensos. Siempre hemos oído, aunque muchos mayores no lo han aplicado, “cuidad a los niños de los malos ejemplos, pues de ellos depende nuestro futuro”. Todo lo que pueda añadir a mi crítica, ya lo han expuesto otros usuarios, que me han precedido con un mejor verbo que el mío.

Gran película de Haneke, que evidentemente tocará muchas fibras sensibles. Aunque en sus inicios, el ritmo es un poco lento, a medida que transcurre su proyección el interés por lo que se nos explica aumenta en el animo del espectador. Magníficos todos los actores en especial (Burghart Klaussner) en el papel de El Pastor. Rodada en un B/N impoluto, y con una memorable fotografía de Cristian Berger, excelente fundido final maravilloso, que consigue todavía realzar más la película.