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España España · Villardeciervos
Voto de McKnight:
7
Intriga. Drama Los Angeles,1928. Christine Collins (Angelina Jolie) es una madre soltera cuyo hijo desaparece sin dejar rastro. Algunos meses después, la policía le comunica que ha encontrado al niño, pero, nada más verlo, Christine se da cuenta de que no es su hijo. Sin embargo, está tan confundida que se lo lleva a casa, aunque exige que continúe la búsqueda de su verdadero hijo. Tachada de loca e incapacitada por la policía, por fin encuentra un ... [+]
25 de diciembre de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas-denuncia generan gran atracción entre el público, lo puede aseverar Alan Parker que es, sin duda, su mayor adalid. Cuantas más injusticias, despropósitos y corrupciones aparecen en pantalla, más impotente, enajenado e indefenso se siente el espectador y el alegato cobra mayor energía. Si a esto añadimos un final redentor y beneplácito el estallido de felicidad en los corazones de los presentes no tiene parangón. Hay gente que incluso aplaude cuando aparecen los títulos de crédito. Se han liberado; el mundo justo existe, los malos han sido derrotados, los buenos ganan.

El casi octogenario Eastwood evolucinó como Alfredo Landa, y por las mismas fechas (años 80), perdón por la analogía tan aparentemente descabellada, desde el cine más popular, comercial y denostado por la crítica más aséptica y rigurosa a las cimas del séptimo arte hasta decorar los cuartos de baño de sus mansiones con estatuillas doradas (esto último no lo logró Landa quizá tan solo por ser navarro y no californiano).

En este trabajo, El intercambio, su parsimonia narrativa, adorada por sus fundamentalistas, alarga la película en demasia y el abuso de la compungida Jolie, la mujer que más tiempo ha aparecido llorando en una pantalla durante un film cronómetro en mano, tensan la cuerda más allá de lo permitible. El deleite en la soga, que nos remite al contemplado en la escena de la inyección letal de Million dollar, nos muestra a un Eastwood fascinado por un realismo cuasi-naturalista. Comparada con el collage de despropositos que genera la industria del celuloide ávida de productos mercantilistas para el consumo de los destripaterrones domingueros merece la pena ser visitada, pero sinceramente deja la sensación de tener muchas aristas sin pulir.
McKnight
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