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España España · madrid
Voto de tiznao:
6
Comedia Juan García es un modesto empleado con graves problemas económicos que, tras intentar ganar dinero de forma honrada comprueba que no llega a ninguna parte, incluso, para colmo de males, es despedido de su trabajo. Así que, sin horizonte, se ve agobiado y decide convertirse en un caradura sin escrúpulos. Pero en esta vida para ser un sinvergüenza hacen falta más condiciones que para ser honrado. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación a cargo de Luis Ligero y Juan García Atienza ("Millonario por un día 19632" y "Los dinamiteros 1964") de la obra teatral escrita por Alfonso Paso, "Lo siento señor García", y dirigida por Mariano Ozores, estamos ante una entretenida película, que nos cuenta la historia de cómo Juan García (José Luis Ozores), casado (Elisa Montes) y con niña y suegra (Matilde Muñoz Sampedro), tras ser despedido de la constructora donde trabajaba por agredir a su jefe debido al caso omiso que este hacia de financiar sus inventos (es inventor aficionado y debido a su falta de recursos otros sacan sus ideas al mercado) y acuciado por la necesidad económica (medicinas para la niña, pagar la luz, poner comida en la mesa) y las continuas reprimendas de la suegra, decide liarse la manta a la cabeza y convertirse en un rufián, para lo cual se arma de una llave inglesa y comete su primer atraco encañonado a un transeúnte (Antonio Ozores) y robándole la cartera.

El transeúnte atracado resulta ser un curtido delincuente que le sigue la pista, le encuentra y le convierte en socio para la realización de timos varios, por lo que ya tenemos a Juan empezando su carrera delictiva.

Como consecuencia de la bonhomía del aspirante a timador y lo nefasto que esto resulta para tal actividad (ilustrado con un intento de timo con un Stradivarius y un joven José Orjas de por medio), tenemos una entretenida y más o menos divertida película, que sin grandes gags ni diálogos de esos que dejan huella, se va dejando ver, pero que al sumarle una trama de corrupción inmobiliaria en la que Juan debe elegir entre cobrar 2 millones de pesetas por su silencio, o denunciar la trama a la policía y evitar que mueran sus antiguos compañeros de trabajo en la voladura del puente que su antiguo jefe planea ejecutar para cobrar el seguro y que no descubran que lo ha construido con materiales defectuosos (3 partes de arena y una de cemento), la trama adquiere un cierto interés y lo que hasta entonces era una justita comedia picaresca, se convierte en un digno ejercicio de suspense, como resultado de Juan peleando contra sus ángeles (esposa) y demonios (suegra), la vida resuelta a cambio de un puñado de muertes sobre su conciencia, mientras el tiempo corre, la dinamita está colocada y los maleantes con la mano encima del detonador.

En resumen, entretenida y más o menos desconocida producción, perdida entre los cientos de modestas películas que se rodaron por la época, puesta en marcha por la familia Ozores al completo (Elisa Montes estaba casada con Antonio Ozores), que si bien nunca figurara entre lo más significativo del cine español, merece un visionado (aunque solo sea por disfrutar del gran José Luis Ozores de nuevo).
tiznao
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