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Voto de mnemea:
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Ciencia ficción. Aventuras. Acción
Una pequeña nave que explora el espacio exterior llega hasta las proximidades de un agujero negro; cuando está a punto de ser absorbida por él, sus tripulantes descubren una gigantesca nave cuyos movimientos les resultan inexplicables.
19 de julio de 2009
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelvo a ti, abismo negro, lugar de perjurios y oscuridad, porque algo enternece en esta historia, que comienza así, con un salto en el tiempo, a un futuro en el que se viaja por el espacio, rumbo a algún lugar, con una tripulación llena de correctos modales y pausadas palabras, un valiente y rígido piloto, el intrépido copiloto, los (no recuerdo su estatus náutico) dos hombres de la planta superior, el sereno y centrado número uno y el cascarrabias y escéptico número dos. Para una mayor igualdad de géneros hay una mujer, mentalista, de padre desaparecido y en continuo contacto (desde el silencio de la telepatía) con el personaje, a mi parecer, más importante de toda la nave, mi querido Vincent, el robot, lleno de ingenio y frases hechas, con ojos cuadrados y voz agradable, que además giraba sobre sí mismo para resultar más encantador.
Ahora es cuando aparece una interminable nave, junto a ese abismo color noche que les intriga y tras un largo debate, se deciden a abordar el mastodonte metálico con su pequeño vehículo con un nombre un tanto cómico, la nave Palomino, en la que habitan nuestros atrevidos y a la vez cautos compañeros.
Dentro, un excéntrico superviviente rodeado de robots de diversa índole y procedencia, el rey de reyes, el magnate del lugar con una meta que con largos diálogos y especulaciones cuenta en una cena con lámpara de araña, una de esas que cogen polvo, en el interior, no lo olvidemos de la enorme nave.
Llegan los conflictos, batallas, descontrol, un amigo para Vincent, mi querido Vincent, unos cuantos imprevistos... algo de acción en la ficción de la ciencia y nos acercamos al desenlace.
Ahora es cuando aparece una interminable nave, junto a ese abismo color noche que les intriga y tras un largo debate, se deciden a abordar el mastodonte metálico con su pequeño vehículo con un nombre un tanto cómico, la nave Palomino, en la que habitan nuestros atrevidos y a la vez cautos compañeros.
Dentro, un excéntrico superviviente rodeado de robots de diversa índole y procedencia, el rey de reyes, el magnate del lugar con una meta que con largos diálogos y especulaciones cuenta en una cena con lámpara de araña, una de esas que cogen polvo, en el interior, no lo olvidemos de la enorme nave.
Llegan los conflictos, batallas, descontrol, un amigo para Vincent, mi querido Vincent, unos cuantos imprevistos... algo de acción en la ficción de la ciencia y nos acercamos al desenlace.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me decían: no lo olvidemos, es una producción de Disney, y lo entendía porque veía ese modo respetuoso y optimista de afrontar la situación, ni una palabra más alta que otra. Pero ese final tan cautivador y sorprendente, en donde se descompone la luz estelar para convertirse en acontecimiento celestial, donde se vislumbra que tras un agujero negro viene lo que podría ser la justicia de Dios enviando a los malos al infierno y atravesando los buenos el paraíso... es para abrir la boca y preguntarse si me había perdido algo durante la película, en esos momentos de distracción somnífera.
Sólo por ver a Vincent a quien misteriosamente asocio a cualquier robotín que me mencionen, fue una interesante noche de cine, con conclusiones llamativas y personajes apagados... y los trajes, cómo no... siempre nos fascinarán los trajes.
Sólo por ver a Vincent a quien misteriosamente asocio a cualquier robotín que me mencionen, fue una interesante noche de cine, con conclusiones llamativas y personajes apagados... y los trajes, cómo no... siempre nos fascinarán los trajes.