Media votos
6.1
Votos
4,616
Críticas
263
Listas
47
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de mnemea:
8
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/8.png)
1972 ![Francia](/imgs/countries2/FR.png)
![Francia](/imgs/countries2/FR.png)
8.3
2,028
Documental
Live at Pompeii es un documental musical de la banda británica Pink Floyd, dirigido por el director Adrian Maben y grabado durante el mes de octubre de 1972 en el anfiteatro en ruinas de Pompeya, Italia. Las interpretaciones de "Echoes", "One of These Days" y "A Saucerful of Secrets" fueron filmadas entre el 4 de octubre y el 7 de octubre de 1971, mientras que el resto de canciones fueron filmadas en un estudio de París junto con ... [+]
29 de noviembre de 2009
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ecos" como sonidos que lejos de perderse vuelven como lejanos y ancianos viajeros en una ciudad ahogada por su volcán. Pink Floyd aparece en el centro de un anfiteatro donde la hierba crece en el lugar que el público debería ocupar su música, instrumentos y sintetizadores son suficientes para sincronizar la magia del perfecto directo.
Porque muchos pensarán que la música es cuestión de suerte y compás cuando se utilizan ayudas externas que transforman los sonidos a sintéticos tonos, pero sólo quedaría decir a esas personas: ¡eh! "ten cuidado con ese hacha, Eugene", si te pusieras frente a esas máquinas sin idea alguna, no sabrías por donde cogerlas, la boca pierde y como todo en esta vida, el control cuesta.
Este joven grupo era capaz de sacar continuadas melodías en las que el trance parecía una parte de su esencia, pues cómo ignorar que cuando un músico disfruta, "a saucerful of secrets" se desvela en su concentración como un hechizo. Porque todavía me encuentro inmersa en esa mezcla de destrucción despejada y rock progresivo que cualquiera podría apreciar, somos todos, sois "vosotros y ellos" los que encontraremos el camino adecuado para acercarnos a este experimento sin recelos.
Tal y como avanza la proyección sólo te queda decir: "un día de estos te voy a cortar en pequeñas piezas" incesante sonido, para que comprendas que los cuatro lords ingleses sabían cómo prolongar sus notas para realizar discos que podían escucharse como una continuación sin pausa, enlazados como caballeros que extienden su mano hasta la de una tal "mademoiselle Nobs" que no quieren soltar mientras bailan en algún pasaje de un libro que hable sobre planetas y estrellas, escrito por alguien a quien le retumban las palabras en la cabeza y escribe compulsivamente como si se tratara de un "daño cerebral", pero que sólo lo hace porque no deja de pensar en esos planetas y esas estrellas que le gustaría conocer para así cada noche "ajustar los controles hacia el corazón del sol" donde laten estas canciones. Donde arde la locura consentida de una idea maravillosa y de difícil repetición en la que un grupo como Pink Floyd, un equipo, múltiples cámaras, un travelling y unas melodías contrastadas con una Pompeya ancestral y perdida, nos dejan boquiabiertos al comenzar el espectáculo llamado grandeza.
...
Porque muchos pensarán que la música es cuestión de suerte y compás cuando se utilizan ayudas externas que transforman los sonidos a sintéticos tonos, pero sólo quedaría decir a esas personas: ¡eh! "ten cuidado con ese hacha, Eugene", si te pusieras frente a esas máquinas sin idea alguna, no sabrías por donde cogerlas, la boca pierde y como todo en esta vida, el control cuesta.
Este joven grupo era capaz de sacar continuadas melodías en las que el trance parecía una parte de su esencia, pues cómo ignorar que cuando un músico disfruta, "a saucerful of secrets" se desvela en su concentración como un hechizo. Porque todavía me encuentro inmersa en esa mezcla de destrucción despejada y rock progresivo que cualquiera podría apreciar, somos todos, sois "vosotros y ellos" los que encontraremos el camino adecuado para acercarnos a este experimento sin recelos.
Tal y como avanza la proyección sólo te queda decir: "un día de estos te voy a cortar en pequeñas piezas" incesante sonido, para que comprendas que los cuatro lords ingleses sabían cómo prolongar sus notas para realizar discos que podían escucharse como una continuación sin pausa, enlazados como caballeros que extienden su mano hasta la de una tal "mademoiselle Nobs" que no quieren soltar mientras bailan en algún pasaje de un libro que hable sobre planetas y estrellas, escrito por alguien a quien le retumban las palabras en la cabeza y escribe compulsivamente como si se tratara de un "daño cerebral", pero que sólo lo hace porque no deja de pensar en esos planetas y esas estrellas que le gustaría conocer para así cada noche "ajustar los controles hacia el corazón del sol" donde laten estas canciones. Donde arde la locura consentida de una idea maravillosa y de difícil repetición en la que un grupo como Pink Floyd, un equipo, múltiples cámaras, un travelling y unas melodías contrastadas con una Pompeya ancestral y perdida, nos dejan boquiabiertos al comenzar el espectáculo llamado grandeza.
...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Los "ecos" volvieron al retumbar en las lejanas montañas tras ver este "director's cut" donde además se incluyen momentos de la grabación del disco "The dark side of the moon" en los estudios de Abbey Road y pequeñas entrevistas abiertas que permiten conocer a los primeros Pink Floyd. Este documento no sólo puede interesar a un fanático enrarecido, ya que apreciar ese cuidadoso trabajo en el que se escucha de modo tan sutil un directo puede convertir en amante a escépticos o puede ayudar a descubrir su música en un magnífico espacio.
Ni fan ni escéptica, sólo mera descubridora de bocas abiertas y silenciosas, lo disfruté como quien oye llover por primera vez después de largos días de un sol inagotable.
Ni fan ni escéptica, sólo mera descubridora de bocas abiertas y silenciosas, lo disfruté como quien oye llover por primera vez después de largos días de un sol inagotable.