El gran Billy Wilder nunca decepciona, cuando se proponía contar buenas historias, lo conseguía, era un maestro, uno de los mejores.

No ha habido película que haya visto de él que no me haya gustado y que no me haya dejado pensativo y me haya hecho reflexionar sobre aspectos morales.

Muchas veces cuenta sus historia como una “simple comedia”, pero todo eso es formal, era un maestro del género, siempre pensamos que las comedias son un género inferior, pero es porque las comedias románticas actuales han inflavalorado el género hasta ese punto, pero cuando se ven las comedias de Wilder, se ven obras maestras.

Unos guiones impecables, unas actuaciones magistrales, y todo ello bajo la mano del gran maestro del cine, asi eran sus comedias, muy grandes.

Esta película empieza a lo tonto como una historia simple y barata, pero esto va girando hasta convertirse en una historia reflexiva sobre el matrimonio y las relaciones sentimentales.
El planteamiento final es genial, la pregunta que suelta al final es magistral y me sorprende de como Wilder se atrevía a tocar ciertos temas y de cierta manera en una época en donde Hollywood no se podían hablar abiertamente, la infidelidad e incluso la prostitución salen a la luz sin ningún tipo de tapujos, pero todo es elegante y sofisticado.

Estamos ante la mano de un único maestro, pues la manera en como trata las cosas solamente puede ser de una mente como la suya, es sin duda, uno de los grandes de la época.

Me ha encantado la película, a veces tiene ese sentido de humor pasado de moda, pero la esencia es eterna y sus planteamientos son iguales.

Un gran comedia.