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Voto de manulynk:
6
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6
7.0
32,794
Drama
Harvey Milk, el primer político abiertamente homosexual elegido para ocupar un cargo público en Estados Unidos, fue asesinado un año después. A los cuarenta años, cansado de huir de sí mismo, Milk decide salir del armario e irse a vivir a California con Scott Smith. Una vez allí, abre un negocio que no tarda en convertirse en el punto de encuentro de los homosexuales del barrio. Milk se convierte en su portavoz y, para defender sus ... [+]
2 de junio de 2011
2 de junio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film, dirigido por Gus Van Sant, que trata sobre la vida de Harvey Milk el primer concejal abiertamente gay de los Estados Unidos. En realidad más que hablar de la vida, obra y milagros de Harvey Milk (encarnado por Sean Penn), el film se centra prácticamente en los últimos 8 años de vida de Milk, justo cuando decidió trasladarse a San Francisco, y desde allí empezar su militancia activa en favor de los derechos de los gays y lesbianas, e incluso de otros sectores de la sociedad marginados como el de los jubilados.
El hecho de recoger únicamente la parte más militante de Harvey Milk y su lucha contra una ley que quería limitar los derechos a quienes fueran manifiestamente gays no es casual en absoluto. No es casual que recientemente, se haya presentado una iniciativa por parte de los republicanos encaminada a conseguir una enmienda a la Constitución del estado de California decidida a eliminar el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio.
En ningún momento el film oculta su vocación claramente panfletaria, y destinado a remover un poco las conciencias sobre que necesario tomar parte activa para defender los derechos en general. Para ello, el director se vale de un estilo en el que se mezcla el documental, el falso documental y la dramatización de algunas escenas, mientras vemos a Harvey Milk como cuenta toda la historia a una grabadora a modo de testamento. Hay una clara voluntad de ensalzar el personaje sobretodo en los aspectos que más le interesan resaltar al director: su activismo en pro de la igualdad de derechos y libertades. Un activismo que llevó hasta sus últimas consecuencias.
La entregada y meritoria interpretación de Sean Penn ayuda mucho a centrar todo el relato en el personaje y sobretodo en su actuación política. Sin olvidarse de otros temas más personales, pero claramente subordinados a lo que es el objetivo esencial del film. A su lado, el resto del reparto cumple una finalidad esencialmente funcional, con buenas actuaciones aunque subordinados al protagonista que es el hilo conductor de todos ellos. Destacar la buena labor de James Franco, Emile Hirsch, Josh Brolin, Diego Luna o Victor Garber que cumplen sobradamente con lo que se les exije de ellos. El realizador trata de revestir esa actitud panfletaria y claramente discursiva, con un estilo personal cercano al docu-drama, y consiguiendo una estética atractiva cercana a lo que nos viene mostrando últimamente. Sin olvidarnos de su excelente recreación del barrio de el Castro de San Francisco.
Servirse del cine para expresar alguna que otra idea política es algo habitual. Gus Van Sant ha integrado de forma inteligente este discurso con un hecho del pasado que tiene un claro paralelismo en el presente, y pese a que en determinados momentos haya una voluntad panfletaria, el hecho de agitar las conciencias en favor a tomar una postura más activa contra la discriminación y la injusticia en términos generales no es algo negativo.
El hecho de recoger únicamente la parte más militante de Harvey Milk y su lucha contra una ley que quería limitar los derechos a quienes fueran manifiestamente gays no es casual en absoluto. No es casual que recientemente, se haya presentado una iniciativa por parte de los republicanos encaminada a conseguir una enmienda a la Constitución del estado de California decidida a eliminar el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio.
En ningún momento el film oculta su vocación claramente panfletaria, y destinado a remover un poco las conciencias sobre que necesario tomar parte activa para defender los derechos en general. Para ello, el director se vale de un estilo en el que se mezcla el documental, el falso documental y la dramatización de algunas escenas, mientras vemos a Harvey Milk como cuenta toda la historia a una grabadora a modo de testamento. Hay una clara voluntad de ensalzar el personaje sobretodo en los aspectos que más le interesan resaltar al director: su activismo en pro de la igualdad de derechos y libertades. Un activismo que llevó hasta sus últimas consecuencias.
La entregada y meritoria interpretación de Sean Penn ayuda mucho a centrar todo el relato en el personaje y sobretodo en su actuación política. Sin olvidarse de otros temas más personales, pero claramente subordinados a lo que es el objetivo esencial del film. A su lado, el resto del reparto cumple una finalidad esencialmente funcional, con buenas actuaciones aunque subordinados al protagonista que es el hilo conductor de todos ellos. Destacar la buena labor de James Franco, Emile Hirsch, Josh Brolin, Diego Luna o Victor Garber que cumplen sobradamente con lo que se les exije de ellos. El realizador trata de revestir esa actitud panfletaria y claramente discursiva, con un estilo personal cercano al docu-drama, y consiguiendo una estética atractiva cercana a lo que nos viene mostrando últimamente. Sin olvidarnos de su excelente recreación del barrio de el Castro de San Francisco.
Servirse del cine para expresar alguna que otra idea política es algo habitual. Gus Van Sant ha integrado de forma inteligente este discurso con un hecho del pasado que tiene un claro paralelismo en el presente, y pese a que en determinados momentos haya una voluntad panfletaria, el hecho de agitar las conciencias en favor a tomar una postura más activa contra la discriminación y la injusticia en términos generales no es algo negativo.