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5.3
35,584
Fantástico. Ciencia ficción. Acción
Un Logan amnésico investiga su pasado en el mundo del crimen organizado japonés. Vulnerable por primera vez y desafiando sus límites físicos y emocionales, no sólo se enfrentará al letal acero samurái, sino que además mantendrá una lucha interna contra su inmortalidad, que lo hará más fuerte. (FILMAFFINITY)
8 de febrero de 2014
8 de febrero de 2014
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Tras una primera parte un tanto irregular, la sección X-Men de la factoría Marvel, en manos de momento de Bryan Singer, nos presenta las nuevas andanzas de uno de los personajes más famosos de los X-Men: Lobezno. En esta ocasión haciendo de las suyas en Japón.
Una vez explicada la génesis del personaje, el film trata de adentrarse algo más en el universo personal de un héroe que tiene bastante tirón entre los seguidores de los superhéroes. Tanto como para tener coleccción propia. Hugh Jackman vuelve a ponerse en la piel del mutante con garras de adamantium, comenzando el film en la soledad de un bosque donde vive recluido y a solas con su conciencia y terminando en Japón, donde conocerá a Mariko (Tao Okamoto), un personaje importante en la vida de Logan/Lobezno. Préviamente, habremos visto un prólogo ambientado en Nagasaki, que explicará la relación entre Lobezno y el padre de Mariko, Yashida (Hal Yamanouchi).
James Mangold es el que figura como director de la función, aunque quien de verdad controla esta factoria es Singer y los responsables de Marvel. Al igual que le pasó en la factoría Bond, Mangold asume su papel y ofrece un producto aceptable, con las necesarias dosis de acción. Eso sí, los fans de los duelos a katana me temo que no quedarán muy satisfechos, ya que pese a que el escenário se presta a ello, la verdad es que no hay mucho. Lo cual no quiere decir ni mucho menos que no haya escenas trepidantes, en las que Hugh Jackman demuestra su buena forma.
Sin embargo, desde mi punto de vista el film tiene dos defectos, quizás tres. Por un lado, la trama asume que ya hay un conocimiento previo no sólo del personaje sino también de su pasado. Esto dificulta bastante a que cualquier neófito se reenganche. También es cierto que este es un problema bastante habitual a la hora de adaptar cualquier cómic de la Marvel. En muy contadas ocasiones, el film es más permeable con espectadores que no conocen gran cosa del universo del cómic. Por otro lado, pese a que se trata de un personaje muy seguido por los fans, durante su su traslado a la gran pantalla, el protagonista pierde buena parte de su ferocidad, su contínua lucha entre la parte animal y la parte humana que hay en su interior, su violencia y su cinismo. Y es que conseguir una calificación que le permita dirigirse a buena parte del público potencial, tiene un precio que va en detrimento de los aspectos que hacen más atractivo al personaje. Al final vemos a Hugh Jackman haciendo de Lobezno y a Lobezno siendo encarnado por Hugh Jackman.
Por último, el hilo argumental no sólo es flojo sino bastante inconsistente y desprovechado. Apenas se reflejan las dudas de un personaje que parece condenado a vivir eternamente con unos poderes extraordinarios, mientras que otros mortales codician lo que él desprecia. E incluso cuando se aferra a sobrevivir, tampoco quedan muy claros los motivos. Aunque quizás eso sea pedir excesiva profundidad a un film que no la necesita.
Una vez explicada la génesis del personaje, el film trata de adentrarse algo más en el universo personal de un héroe que tiene bastante tirón entre los seguidores de los superhéroes. Tanto como para tener coleccción propia. Hugh Jackman vuelve a ponerse en la piel del mutante con garras de adamantium, comenzando el film en la soledad de un bosque donde vive recluido y a solas con su conciencia y terminando en Japón, donde conocerá a Mariko (Tao Okamoto), un personaje importante en la vida de Logan/Lobezno. Préviamente, habremos visto un prólogo ambientado en Nagasaki, que explicará la relación entre Lobezno y el padre de Mariko, Yashida (Hal Yamanouchi).
James Mangold es el que figura como director de la función, aunque quien de verdad controla esta factoria es Singer y los responsables de Marvel. Al igual que le pasó en la factoría Bond, Mangold asume su papel y ofrece un producto aceptable, con las necesarias dosis de acción. Eso sí, los fans de los duelos a katana me temo que no quedarán muy satisfechos, ya que pese a que el escenário se presta a ello, la verdad es que no hay mucho. Lo cual no quiere decir ni mucho menos que no haya escenas trepidantes, en las que Hugh Jackman demuestra su buena forma.
Sin embargo, desde mi punto de vista el film tiene dos defectos, quizás tres. Por un lado, la trama asume que ya hay un conocimiento previo no sólo del personaje sino también de su pasado. Esto dificulta bastante a que cualquier neófito se reenganche. También es cierto que este es un problema bastante habitual a la hora de adaptar cualquier cómic de la Marvel. En muy contadas ocasiones, el film es más permeable con espectadores que no conocen gran cosa del universo del cómic. Por otro lado, pese a que se trata de un personaje muy seguido por los fans, durante su su traslado a la gran pantalla, el protagonista pierde buena parte de su ferocidad, su contínua lucha entre la parte animal y la parte humana que hay en su interior, su violencia y su cinismo. Y es que conseguir una calificación que le permita dirigirse a buena parte del público potencial, tiene un precio que va en detrimento de los aspectos que hacen más atractivo al personaje. Al final vemos a Hugh Jackman haciendo de Lobezno y a Lobezno siendo encarnado por Hugh Jackman.
Por último, el hilo argumental no sólo es flojo sino bastante inconsistente y desprovechado. Apenas se reflejan las dudas de un personaje que parece condenado a vivir eternamente con unos poderes extraordinarios, mientras que otros mortales codician lo que él desprecia. E incluso cuando se aferra a sobrevivir, tampoco quedan muy claros los motivos. Aunque quizás eso sea pedir excesiva profundidad a un film que no la necesita.