Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with manulynk
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por manulynk
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de manulynk:
6
Voto de manulynk:
6
5.4
6,387
Thriller. Romance
Tras salir de la cárcel, un criminal del sur de Londres intenta olvidar su pasado y cambiar de vida; se convierte entonces en el protector de una joven actriz que tiene ciertos problemas. Debut en la dirección de William Monahan, guionista de Infiltrados (Martin Scorsese, 2006) y ganador del Oscar por ese mismo trabajo. (FILMAFFINITY)
13 de abril de 2012
13 de abril de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El guionista William Monahan adapta una novela del escritor irlandés, Ken Bruen, que a grandes trazos gira alrededor de Mitchell (Collin Farrell), que acaba de salir a la calle tras cumplir tres años de condena y en su afán por alejarse del entorno que le llevó a prisión, acepta el trabajo de guardaespaldas de una estrella de cine (Keira Knightley) que vive casi recluida en su mansión, huyendo del acoso de los periodistas.
A grandes trazos Monahan apenas nos enseña nada que no hayamos visto antes. La historia del ex-convicto que trata de dejar atrás su pasado ha dejado de ser original hace mucho tiempo. En gran medida, le salvan los muebles la presencia de Farrell, Knightley y otros secundarios muy correctos como el antiguo compañero de correrías de Mitchell (Ben Chaplin), el mafioso que trata de atrapar en sus redes al protagonista (Ray Winstone) o David Thewlis que interpreta a un curioso acompañante de la actriz de cine. Juntos dan cierta consistencia a un film, que en muchas ocasiones no puede evitar ciertas lagunas y sobretodo la previsibilidad de los acontecimientos.
Es interesante como el realizador trata de evitar en lo posible la violencia explícita, excepto en momentos puntuales, a base de oportunas elípsis, tras las que vemos las consecuencias pero no el acto en sí. También son interesantes los apuntes sobre los bajos fondos británicos. El film gana muchos enteros cuando vemos a Mitchell lidiando con su ex-compañero o el mundo que está tratando de dejar atrás. Y baja también muchos enteros cuando se toca la relación con la sufrida actriz de cine. No tanto porque Knightley nos ofrezca una mala composición de su personaje como por lo previsible de los acontecimientos.
Quizás debería haber aprovechado más en el temor que sufre su personaje simplemente de salir a la calle, ante el acoso de los paparazzi, lo que la obliga a refugiarse entre la seguridad de las cuatro paredes de su mansión. El personaje podría haber tenido mayor entidad propia que no la simple relación con el personaje de Mitchell. El resultado es un film irregular a ratos, y bastante previsible en cuanto a sus acontecimientos.
A grandes trazos Monahan apenas nos enseña nada que no hayamos visto antes. La historia del ex-convicto que trata de dejar atrás su pasado ha dejado de ser original hace mucho tiempo. En gran medida, le salvan los muebles la presencia de Farrell, Knightley y otros secundarios muy correctos como el antiguo compañero de correrías de Mitchell (Ben Chaplin), el mafioso que trata de atrapar en sus redes al protagonista (Ray Winstone) o David Thewlis que interpreta a un curioso acompañante de la actriz de cine. Juntos dan cierta consistencia a un film, que en muchas ocasiones no puede evitar ciertas lagunas y sobretodo la previsibilidad de los acontecimientos.
Es interesante como el realizador trata de evitar en lo posible la violencia explícita, excepto en momentos puntuales, a base de oportunas elípsis, tras las que vemos las consecuencias pero no el acto en sí. También son interesantes los apuntes sobre los bajos fondos británicos. El film gana muchos enteros cuando vemos a Mitchell lidiando con su ex-compañero o el mundo que está tratando de dejar atrás. Y baja también muchos enteros cuando se toca la relación con la sufrida actriz de cine. No tanto porque Knightley nos ofrezca una mala composición de su personaje como por lo previsible de los acontecimientos.
Quizás debería haber aprovechado más en el temor que sufre su personaje simplemente de salir a la calle, ante el acoso de los paparazzi, lo que la obliga a refugiarse entre la seguridad de las cuatro paredes de su mansión. El personaje podría haber tenido mayor entidad propia que no la simple relación con el personaje de Mitchell. El resultado es un film irregular a ratos, y bastante previsible en cuanto a sus acontecimientos.