Con la carta de presentación de "Spanish Movie" y "Promoción fantasma", el realizador Javier Ruiz Caldera vuelve a la carga con una comedia, que sin perder algunos de los referentes de sus primeras películas, se mueve por otros caminos. Por un lado, el realizador deja de lado la comedia parádica absurda de la que había intentado hacer una versión más castiza en su primer largometraje con resultados desiguales. Por otro lado, su película se mantiene dentro de un camino más "estándar" manteniendo sus fuentes en el otro lado del charco.

La protagonista de la película es Ruth (Inma Cuesta) una joven apocada que alterna su trabajo de investigación en un laboratorio donde es ninguneada por todas sus compañeras, con la búsqueda del hombre de su vida, con la mala suerte que sus tres relaciones anteriores no sólo acabaron mal sino que además es invitada a la boda de los tres, uno detrás de otro. Y en plan ejercicio masoquista decide presentarse a las tres. Precisamente en la primera conocerá a Jonás (Quim Gutierrez), quien podría ser el definitivo. O eso cree ella.

La influencia de la comedia norteamericana está presente en prácticamente todos los fotogramas de la película (y en una banda sonora repleta de "hits" cantados en lengua anglosajona). Hay algo del grupo de Apatow pero también hay un cierto regusto de la comedia clásica. Hasta me atrevería a decir que también hay alguna reminiscencia a la conocida "4 bodas y un funeral", no sólo el título lo recuerda, sino que buena parte de la acción tiene lugar en las celebraciones nupciales. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los referentes, Ruiz Caldera nos propone un personaje femenino en el típico rol que acostumbra a desempeñar un personaje masculino. El film cuenta con unos buenos diálogos (realizado por los televisivos Pablo Alén y Breixo Corral) y un buen puñado de situaciones cómicas, jugando sobre todo con el contraste entre las diferentes celebraciones que son todo menos convencionales además de intervenir unos cuantos secundarios que ayudan a enriquecer el relato, entre los que contamos a los televisivos Paco León y Berto Romero (que protagoniza una excelente secuencia inicial de lo mejor de la película), y también la aparición de Rossy de Palma prácticamente olvidada desde que dejara de colaborar con Almodovar. También resulta interesante el personaje que compone María Botto.

Sin desmerecer el resultado final, quizás los principales errores tienen lugar en la elección de los protagonistas. Inma Cuesta se esfuerza pero no acaba de resultar creible ni como protagonista de todas la meteduras de pata del film, ni cuando tras la catarsis que resulta ser vapuleada en las bodas de sus ex, parece tomar por fin las riendas de su vida y expresar lo que realmente quiere ella. Tampoco Quim Gutierrez consigue dar con el tono, excesivamente encorsetado en su papel y sin ser capaz de darle algo de profundidad. En general el film es excesivamente deudor de la televisión. Casi se podria estructurar su trama en tres o cuatro capítulos perfectamente delimitados, así como la planificación de las escenas y su ritmo debe mucho a este medio.

Pese a todos, son mayores los méritos de la película que los defectos, y el resultado es una película entretenida y con momentos divertidos, demostrando, como vienen haciendo algunos directores en los últimos años, que se pueden hacer comedias que no tienen tanto que envidiar a las elegantes producciones norteamericanas. Claro que ya puestos, habria que intentar aspirar a algo más.