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Voto de manulynk:
7

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7
7.2
34,836
31 de diciembre de 2009
31 de diciembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como director, Eastwood se sirvió de su gancho comercial para altenar algún proyecto de carácter más personal. Sin embargo, a medida que avanzaba su carrera, la permeabilidad de los contenidos se iba haciendo más evidente. Por ello, en una primera lectura, se podría decir que Eastwood interpreta a Highway, un veterano sargento, próximo a la jubilación, al que le hace cargo de la peor compañía de los marines, y que se propone meterlos en cintura con duros métodos.
Pero, bajo un film claramente fabricado para el lucimiento de Eastwood, protagonista absoluto del film, y cuyo mayor logro aparente es ser capaz de decir más tacos por segundos que cualquier otro compañero de reparto, subyace una segunda lectura mucho menos complaciente. Highway es un soldado entrenado para hacer la guerra, pero que en tiempos de paz no encuentra un lugar cómodo donde quedarse (como lo demuestran sus complicadas relaciones sentimentales), y sus propios mandos tampoco saben ubicarlo. Su tiempo ya ha pasado, el mundo se ha movido, y Highway no encuentra su sitio, por lo que lo único que sabe hacer es meterse en una bronca detrás de otra (de hecho el film empieza con el sargento en la cárcel, hablando de los viejos tiempos y volviendo a pegarse con otro preso), que parece ser lo único que realmente sabe hacer bien.
Por otro lado, también hay una mirada crítica hacia el poder y las más altas instituciones, en este caso dirigida concretamente hacia los altos mandos de Highway. Todos más jóvenes que él, pero de mayor graduación y que además no han vivido ninguna guerra, por lo que se ciñen estrictamente al cumplimiento del manual y desde luego en una situación real de guerra, son unos incapaces que pueden mandar a la muerte a sus hombres sólo por lo que está escrito en un libro. Durante todo el metraje, el Eastwood director, incide sobretodo en esa paradoja, de un héroe sin guerra en la que combatir (aunque luego le permitirá foguearse), y que resulta un estorbo para un mundo que mayoritariamente vive en paz.
La mirada hacia el ejercito norteamericano, es sin lugar a dudas, crítica, y dicha crítica se puede hacer extensible hacia el resto de instituciones de poder, vistas como entes arbitrarios, que se sirven de hombres como Highway (o como Harry Calahan por establecer un paralelismo bastante evidente y facilón) cuando les conviene y tratan de deshacerse de ellos cuando ya no son necesarios.
De todas formas, Eastwood tampoco carga las tintas, limitandose a plantearlo pero sin profundizar realmente aunque se sabe servir de estos elementos para construir un film, que tiene una apariencia ligera, con muchas escenas fabricadas de cara a la galería, pero cuyo trasfondo es más serio de lo que parece a primera vista.
Pero, bajo un film claramente fabricado para el lucimiento de Eastwood, protagonista absoluto del film, y cuyo mayor logro aparente es ser capaz de decir más tacos por segundos que cualquier otro compañero de reparto, subyace una segunda lectura mucho menos complaciente. Highway es un soldado entrenado para hacer la guerra, pero que en tiempos de paz no encuentra un lugar cómodo donde quedarse (como lo demuestran sus complicadas relaciones sentimentales), y sus propios mandos tampoco saben ubicarlo. Su tiempo ya ha pasado, el mundo se ha movido, y Highway no encuentra su sitio, por lo que lo único que sabe hacer es meterse en una bronca detrás de otra (de hecho el film empieza con el sargento en la cárcel, hablando de los viejos tiempos y volviendo a pegarse con otro preso), que parece ser lo único que realmente sabe hacer bien.
Por otro lado, también hay una mirada crítica hacia el poder y las más altas instituciones, en este caso dirigida concretamente hacia los altos mandos de Highway. Todos más jóvenes que él, pero de mayor graduación y que además no han vivido ninguna guerra, por lo que se ciñen estrictamente al cumplimiento del manual y desde luego en una situación real de guerra, son unos incapaces que pueden mandar a la muerte a sus hombres sólo por lo que está escrito en un libro. Durante todo el metraje, el Eastwood director, incide sobretodo en esa paradoja, de un héroe sin guerra en la que combatir (aunque luego le permitirá foguearse), y que resulta un estorbo para un mundo que mayoritariamente vive en paz.
La mirada hacia el ejercito norteamericano, es sin lugar a dudas, crítica, y dicha crítica se puede hacer extensible hacia el resto de instituciones de poder, vistas como entes arbitrarios, que se sirven de hombres como Highway (o como Harry Calahan por establecer un paralelismo bastante evidente y facilón) cuando les conviene y tratan de deshacerse de ellos cuando ya no son necesarios.
De todas formas, Eastwood tampoco carga las tintas, limitandose a plantearlo pero sin profundizar realmente aunque se sabe servir de estos elementos para construir un film, que tiene una apariencia ligera, con muchas escenas fabricadas de cara a la galería, pero cuyo trasfondo es más serio de lo que parece a primera vista.