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Voto de manulynk:
6
5.7
3,712
Drama
Bennie Tetrocini regresa a Buenos Aires para buscar a su hermano mayor desaparecido hace diez años. Tanto él como su familia, emigrantes italianos en Argentina, se habían mudado a Nueva York debido a la exitosa carrera del padre, un renombrado director de orquesta. Cuando, por fin, Bennie lo encuentra se lleva una gran decepción: el brillante poeta 'Tetro' ya no es el hermano maravilloso, el ídolo de su infancia, se ha convertido en un ... [+]
5 de septiembre de 2010
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curiosa la trayectora en los últimos años de un director como Francis Ford Coppola, uno de los directores más respetados de los años 80 y principios de los 90. De hecho, aún ahora, tras una larga temporada en la que se ha limitado básicamente a tareas de productor, es impensable que sus dos últimas películas hayan tenido tantos problemas de distribución (de hecho “Juventud sin juventud” no ha llegado a estrenarse en nuestras salas, e incluso ésta, se ha estrenado debido a la presencia de capital y actrices españolas). Parece que ahora que Coppola intenta hacer un cine mucho más personal, y por ello menos comercial, la industria le ha dado la espalda.
Esta etapa personal le ha llevado a Argentina, donde nos cuenta una historia de dos hermanos, Bennie (Alden Erenreich) que llega a Buenos Aires en busca de Angelo, su hermano quien, renunciando a todo, ahora se hace llamar Tetro (Vincent Gallo), y que vive refugiado en el país tratando de huir de la poderosa sombra de su padre, un conocido compositor cuyo éxito y carácter obligó al joven Tetro a alejarse de él para siempre. Coppola lleva esta historia en una línea que recuerda mucho a “La ley de la calle”, uno de sus films más famosos, estableciendo prácticamente la misma fijación del hermano menor por seguir los pasos del mayor, al que idolatra, aunque en este caso con una figura parterna mucho más fuerte pero al mismo tiempo ausente físicamente (en el caso de su film anterior el padre sí estaba presente, pero ausente en el resto de los sentidos), algo que, en este caso tiene ciertos tintes autobiográficos.
Al igual que hiciera con “La ley de la calle”, Coppola también rueda en blanco y negro, algo que hoy en día tiene mucho más de declaración de intenciones que en los 70. Curiosamente, esta estética la rompe cuando sus personajes recuerdan su pasado junto a su padre, siriviéndose entonces de un enfoque mucho más cuadrado y en color, añadiendo además ciertos toques operísticos a dichos recuerdos.
En lo que se refiere al tema estético, Coppola demuestra tener las ideas muy claras y desde luego realiza un verdadero ejercicio de estilo muy conseguido. Otra cuestión es el tema del guión. La historia que nos cuenta el realizador en ocasiones parece atascarse y dar vueltas sobre sí misma sin demasiado sentido. Sus personajes tienen una suerte desigual. Vincent Gallo da perfectamente el tono de hermano mayor melanógamo, obsesionado y frustrado por no poder superar a la figura paterna, así como Maribel Verdú, sabe perfectamente dar la réplica con un personaje que es a la vez madre y amante de Tetro. Sin embargo Alden Ehrenreich no parece encajar demasiado en su papel. Y otros como el personaje de Carmen Maura parece metido con calzador. Algo de ese debe haber teniendo en cuenta que inicialmente ese papel estaba destinado a Javier Bardem, y que seguramente tuvo que rescribirlo de prisa y corriendo.
(sigue)
Esta etapa personal le ha llevado a Argentina, donde nos cuenta una historia de dos hermanos, Bennie (Alden Erenreich) que llega a Buenos Aires en busca de Angelo, su hermano quien, renunciando a todo, ahora se hace llamar Tetro (Vincent Gallo), y que vive refugiado en el país tratando de huir de la poderosa sombra de su padre, un conocido compositor cuyo éxito y carácter obligó al joven Tetro a alejarse de él para siempre. Coppola lleva esta historia en una línea que recuerda mucho a “La ley de la calle”, uno de sus films más famosos, estableciendo prácticamente la misma fijación del hermano menor por seguir los pasos del mayor, al que idolatra, aunque en este caso con una figura parterna mucho más fuerte pero al mismo tiempo ausente físicamente (en el caso de su film anterior el padre sí estaba presente, pero ausente en el resto de los sentidos), algo que, en este caso tiene ciertos tintes autobiográficos.
Al igual que hiciera con “La ley de la calle”, Coppola también rueda en blanco y negro, algo que hoy en día tiene mucho más de declaración de intenciones que en los 70. Curiosamente, esta estética la rompe cuando sus personajes recuerdan su pasado junto a su padre, siriviéndose entonces de un enfoque mucho más cuadrado y en color, añadiendo además ciertos toques operísticos a dichos recuerdos.
En lo que se refiere al tema estético, Coppola demuestra tener las ideas muy claras y desde luego realiza un verdadero ejercicio de estilo muy conseguido. Otra cuestión es el tema del guión. La historia que nos cuenta el realizador en ocasiones parece atascarse y dar vueltas sobre sí misma sin demasiado sentido. Sus personajes tienen una suerte desigual. Vincent Gallo da perfectamente el tono de hermano mayor melanógamo, obsesionado y frustrado por no poder superar a la figura paterna, así como Maribel Verdú, sabe perfectamente dar la réplica con un personaje que es a la vez madre y amante de Tetro. Sin embargo Alden Ehrenreich no parece encajar demasiado en su papel. Y otros como el personaje de Carmen Maura parece metido con calzador. Algo de ese debe haber teniendo en cuenta que inicialmente ese papel estaba destinado a Javier Bardem, y que seguramente tuvo que rescribirlo de prisa y corriendo.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pese a que Coppola trata de ofrecernos un film muy personal, hay algo que no acaba de funcionar en su propuesta. A lo deslabazado de su guión, hay que añadir varios pasajes que apenas tienen incidencia para el desarrollo de la trama, y otros que pese al barroquismo de su puesta en escena, no acaban de funcionar. El resultado general es un film imperfecto, que mezcla aspectos interesantes con otros que no lo son tanto. Quizás las dificultades que tuvo (la deserción de Bardem, el robo de su casa donde tenía escrito su guión y posterior rescate, etc), fueron demasiadas, pero para un director que ha firmado films como “El padrino” o “Apocalypse Now” esto no debería ser un problema.
Es posible que Coppola nos haya ofrecido ya lo mejor que tenía, ahora simplemente esté disfrutando ofreciéndonos propuestas mucho más personales en las que remezcla aspectos habituales de su propio universo fílmico, sin preocuparse de la taquilla, casi como si lo hicera por y para él mismo, lo cual tiene un cierto mérito para los tiempos que corren hoy en día. Pero valorando su film en términos estrictamente cinematográficos, se nos antoja un film desequilibrado y con poco que ofrecernos que no hayamos visto de él ya. Habrá que ver si Coppola sigue en esta línea o por el contrario vuelve a tareas de producción.
Es posible que Coppola nos haya ofrecido ya lo mejor que tenía, ahora simplemente esté disfrutando ofreciéndonos propuestas mucho más personales en las que remezcla aspectos habituales de su propio universo fílmico, sin preocuparse de la taquilla, casi como si lo hicera por y para él mismo, lo cual tiene un cierto mérito para los tiempos que corren hoy en día. Pero valorando su film en términos estrictamente cinematográficos, se nos antoja un film desequilibrado y con poco que ofrecernos que no hayamos visto de él ya. Habrá que ver si Coppola sigue en esta línea o por el contrario vuelve a tareas de producción.