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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama. Intriga En 1964, en una parroquia del Bronx, un apasionado y carismático sacerdote, el padre Flynn (Seymour Hoffman) intenta cambiar las rígidas normas del colegio, que durante años han sido celosamente salvaguardadas por la hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep), una estricta directora que cree firmemente en el poder de la disciplina. Soplan vientos de cambio político; prueba de ello es que el colegio ha aceptado al primer alumno negro, ... [+]
26 de septiembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay una cosa de la que no se duda a la hora de ver La duda es de que la película de John Patrick Shanley es buena. Más que buena. Excelente. Con un punto de partida tan aparentemente poco cinematográfico como la vida cotidiana de un colegio religioso poblado por varias monjas y otros tantos curas (prácticamente toda la primera media hora de metraje es un conjunto de escenas que ilustran la rutina de los que residen en el colegio), el dramaturgo y realizador crea un auténtico microcosmos de la vida humana, centrándose en la lucha de poder, la capacidad destructiva de la sospecha y la convicción a pesar de todo, y, por supesto, las dudas, dudas de toda clase. Y lo hace con tan sólo dos personajes totalmente opuestos: el padre Flynn de Philip Seymour Hoffman (absolutamente magistral en su segunda visita al despacho de la directora) y la hermana Aloysius de una Meryl Streep que, desde el primer minuto, demuestra por qué es una de las mejores cinco actrices de toda la Historia. sólo alguien como ella puede permitirse interpretar a una monja sin que nadie le preste atención a sus hábitos, y sólo una de las grandes, como ella, puede hacer en el mismo año una película tan dramática como ésta y otra tan tontorrona, encantadora y divertida como Mamma Mia!, y salir victoriosa en ambas. El recital que ofrece junto a Hoffman en la reunión antes citada es como para enmarcarlo y considerarlo uno de los mejores cara a cara jamás visto.
Un poquito detrás de los reyes de la función se sitúan la maravillosa y felizmente rescatada del cine intrascendente Amy Adams, soberbia como la dulce hermana James, que sólo busca la seguridad de lo que conoce y que las aguas vuelvan a su cauce, y la inconmensurable Viola Davis, a la que le basta y le sobra una sola secuencia para que nos volvamos a llevar las manos a la cabeza cuando recordamos que fue Penélope Cruz la que les quitó el Oscar a Adams, Marisa Tomei, Taraji P. Henson y ella misma. Un robo, con todas sus letras, aunque los críticos españoles deben pensar que es un sacrilegio decirlo al ser Cruz española. Y así nos va.

Lo mejor: Los cuatro protagonistas, que merecen que se los nombre: Meryl Streep, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y Viola Davis.
Lo peor: Nada. Sólo que no diría que es una obra maestra.
Sibila de Delfos
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