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Voto de Sibila de Delfos:
7
Drama Un padre y su hija de 13 años viven una vida tranquila y feliz aislados en un enorme parque nacional de Portland, Oregon, hasta que un pequeño error complica sus vidas para siempre al ser detenidos por la policía. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debra Granik dirigió en 2010 una de las mejores películas de los últimos años, en el circuito indie y en general. Winter's bone no sólo es una extraordinaria película, sino que además situó en el mapa a una entonces casi desconocida Jennifer Lawrence, que consiguió su primera nominación al Oscar con su extraordinaria interpretación de la valiente adolescente Ree Dolly. Todo esto fue mérito de Granik y su colaboradora y guionista Anne Rossellini.
En esta ocasión, la realizadora intenta un poco repetir aquella fórmula con No dejes rastro, una película sensiblemente más amable que Winter's bone, sin tantos personajes indeseables que rodeen a los protagonistas (los vecinos y parientes de Ree en la mencionada película de 2010 eran para echarles de comer aparte, si no directamente criminales), pero con muchas cosas en común con aquella: el aislamiento en el que viven los protagonistas, la pobreza rural de Estados Unidos, la naturaleza como un personaje más de la historia y unas relaciones familiares que se tambalean por las circunstancias.
El resultado no es tan bueno como en Winter's bone, por mucho que No dejes rastro haya sido igualmente alabada y tenga un 100% de comentarios positivos en Rotten Tomatoes, pero sin duda es una película de lo más recomendable. Su historia es interesante y emotiva, su final (que no vamos a desvelar) es impactante y nos hace pensar en cómo no siempre se puede estar de acuerdo o se puede sentir igual ante las mismas circunstancias, por mucho que estemos hablando de padres e hijos tan unidos como Will y Tom, sus diálogos están muy cuidados (atención a cuando Tom es cuestionada por la policía acerca de la vida con su padre, y cómo los oficiales de la ley piensan que puede estar sufriendo abusos por parte de Will) y sus dos actores principales son una maravilla. Tanto Ben Foster como Thomasin McKenzie brillan a un nivel superlativo, él personificando perfectamente el dolor de un veterano con stress post-traumático que ha decidido llevar esa vida con su hija como consecuencia de las experiencias vividas en Irak, y McKenzie porque sencillamente es una fuerza de la naturaleza, como ya demostró también en Jojo Rabbit. Qué ojos tiene y qué forma de expresar. Impresionante. No conviene olvidar tampoco a Dale Dickey, a quien ya vimos en Winter's bone dando vida a una mujer bastante aterradora, y que repite ahora con Granik dando vida a, esta vez sí, una persona bastante amable y generosa.
En definitiva, una cinta notable, llena de belleza y sensibilidad, aunque no superior a su predecesora en la filmografía de la cineasta de Massachussetts.

Lo mejor: Ben Foster y Thomasin McKenzie, fabulosos, y el cuidado que se ha puesto en los diálogos y los planos.
Lo peor: Le faltan unos pasitos más para llegar a ser de sobresaliente.
Sibila de Delfos
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