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Voto de Sibila de Delfos:
9
Voto de Sibila de Delfos:
9
6.3
5,066
17 de octubre de 2018
17 de octubre de 2018
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué estupenda película es Disobedience.
Más allá de lo que podría ser una típica cinta con pareja homosexual enfrentándose a la intolerancia e hipocresía social, Disobedience nos introduce de lleno en el funcionamiento de una cerrada comunidad judía y cómo encaja, o no encaja, la homosexualidad en ella. En ese sentido, recuerda un poco al estilo de I can't think straight, una agradable comedia romántica británica que relataba la historia de amor entre dos chicas de etnia hindú-musulmana y palestina-cristiana respectivamente. En esta película, el chileno Sebastián Lelio (autor el año pasado también de la premiadísima Una mujer fantástica) nos presenta a Ronit y Esti, dos mujeres a las que les está prohibido vivir su amor precisamente por ser mujeres, que son vigiladas continuamente por otros miembros de su comunidad y que se ven obligadas a fingir continuamente (atención a cuando Esti comenta su absurda vida sexual con Dovid, su marido). Es especialmente excelente, a la par que terrible, el retrato del sentimiento de culpa, especialmente el de Esti, una culpa nacida de no ser lo que la sociedad espera (ojo a momentos como cuando Ronit la coge de la mano en Londres o cuando mira a su alrededor para cerciorarse de que nadie las ve en el hotel). Por tanto, debemos alabar la perfección del guión que han escrito Lelio y Rebecca Lenkiewicz, maduro, inteligente, adulto, lleno de sensibilidad y belleza, y además nada manipulador o maniqueo. El personaje de un excelente Alessandro Nivola no es un villano en absoluto, por mucho que sea el obstáculo principal entre las dos protagonistas. Al contrario, es un hombre adorable y bondadoso, cuyo único problema es que su esposa, por motivos obvios, no puede amarle ni ser feliz en la vida que han construido juntos.
Sobre todo, Disobedience es una historia de amor, una muy bella historia de amor. Y lo es no sólo por la excelente construcción de los personajes de Ronit y Esti, sino por las dos monumentales actrices que les dan vida. Rachel Wesiz y Rachel McAdams son dos bestias pardas, eso ya lo sabemos desde hace años, y ambas han llevado carreras modélicas, pero lo que hacen aquí es sencillamente para enmarcar. El desnudo emocional, mucho más que físico, que ofrecen al espectador debería visionarse en todas las escuelas de Arte Dramático del mundo. McAdams, que tiene el personaje más complicado, está especialmente memorable.
En definitiva, un sobresaliente drama sobre lo perra que puede ser la sociedad con dos personas que lo único que hacen es quererse, y la importancia de decidir entre vivir en "paz" o amar como uno quiera. Shalom o ahavá.
Lo mejor: Rachel Weisz y Rachel McAdams, soberbias, sin olvidar a un fantástico Alessandro Nivola, y el maravilloso retrato de la homosexualidad en un ambiente tan cerrado como el ortodoxo judío.
Lo peor: Extiende demasiado el tercio final, quizás. Pero no es nada, en realidad. Id al spoiler.
Más allá de lo que podría ser una típica cinta con pareja homosexual enfrentándose a la intolerancia e hipocresía social, Disobedience nos introduce de lleno en el funcionamiento de una cerrada comunidad judía y cómo encaja, o no encaja, la homosexualidad en ella. En ese sentido, recuerda un poco al estilo de I can't think straight, una agradable comedia romántica británica que relataba la historia de amor entre dos chicas de etnia hindú-musulmana y palestina-cristiana respectivamente. En esta película, el chileno Sebastián Lelio (autor el año pasado también de la premiadísima Una mujer fantástica) nos presenta a Ronit y Esti, dos mujeres a las que les está prohibido vivir su amor precisamente por ser mujeres, que son vigiladas continuamente por otros miembros de su comunidad y que se ven obligadas a fingir continuamente (atención a cuando Esti comenta su absurda vida sexual con Dovid, su marido). Es especialmente excelente, a la par que terrible, el retrato del sentimiento de culpa, especialmente el de Esti, una culpa nacida de no ser lo que la sociedad espera (ojo a momentos como cuando Ronit la coge de la mano en Londres o cuando mira a su alrededor para cerciorarse de que nadie las ve en el hotel). Por tanto, debemos alabar la perfección del guión que han escrito Lelio y Rebecca Lenkiewicz, maduro, inteligente, adulto, lleno de sensibilidad y belleza, y además nada manipulador o maniqueo. El personaje de un excelente Alessandro Nivola no es un villano en absoluto, por mucho que sea el obstáculo principal entre las dos protagonistas. Al contrario, es un hombre adorable y bondadoso, cuyo único problema es que su esposa, por motivos obvios, no puede amarle ni ser feliz en la vida que han construido juntos.
Sobre todo, Disobedience es una historia de amor, una muy bella historia de amor. Y lo es no sólo por la excelente construcción de los personajes de Ronit y Esti, sino por las dos monumentales actrices que les dan vida. Rachel Wesiz y Rachel McAdams son dos bestias pardas, eso ya lo sabemos desde hace años, y ambas han llevado carreras modélicas, pero lo que hacen aquí es sencillamente para enmarcar. El desnudo emocional, mucho más que físico, que ofrecen al espectador debería visionarse en todas las escuelas de Arte Dramático del mundo. McAdams, que tiene el personaje más complicado, está especialmente memorable.
En definitiva, un sobresaliente drama sobre lo perra que puede ser la sociedad con dos personas que lo único que hacen es quererse, y la importancia de decidir entre vivir en "paz" o amar como uno quiera. Shalom o ahavá.
Lo mejor: Rachel Weisz y Rachel McAdams, soberbias, sin olvidar a un fantástico Alessandro Nivola, y el maravilloso retrato de la homosexualidad en un ambiente tan cerrado como el ortodoxo judío.
Lo peor: Extiende demasiado el tercio final, quizás. Pero no es nada, en realidad. Id al spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la escena de sexo, que es preciosa, sexy y está muy bien rodada e interpretada, me ha dado un poco bastante asco el detalle de la saliva. Llamadme tiquismiquis :)