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Voto de Sibila de Delfos:
9
Drama. Romance Jackson Maine (Bradley Cooper) es una estrella consagrada de la música que una noche conoce y se enamora de Ally (Lady Gaga), una joven artista que lucha por salir adelante en el mundo del espectáculo. Justo cuando Ally está a punto de abandonar su sueño de convertirse en cantante, Jack decide ayudarla en su carrera hacia la fama. Pero el camino será más duro de lo que imagina. (FILMAFFINITY)
12 de octubre de 2018
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que terminan siendo mucho mejores de lo que deberían, o de lo que se esperaba de ellas.
Ha nacido una estrella es una de ellas.
Como seguramente sabrán, este enésimo remake de la historia por todos conocida, empezó siendo un proyecto en 2011 que iba a protagonizar Beyoncé y a dirigir Clint Eastwood. Con todo respeto al maestro de Sin perdón (al que, ojo, a sus 88 años muy bien podemos ver de nuevo este año en la carrera por los premios gracias a The Mule, que promete una vuelta al tono de las magistrales Million dollar baby y Gran Torino), sin duda esa hubiera sido una película muy diferente de la que ha filmado Bradley Cooper.
Los defectos de Ha nacido una estrella son bien sabidos. No aporta nada nuevo. Es un relato convencional y típico sobre la fama, la música y las relaciones humanas. Hay personajes que no queda muy claro si de verdad son necesarios en la trama (el hermano de Jack, al que da vida Sam Elliott). Y sí, sin duda es demasiado larga. Le sobran fácilmente 15 o 20 minutos en su segunda hora, y eso es incuestionable. De hecho, la puntuación más justa para la película sería un 8, precisamente por ese exceso de metraje que la lastra innecesariamente. Da mucha rabia que se estropee así el buen trabajo hecho hasta ese momento.
Así pues, ¿por qué se lleva un 9? Pues porque se lo merece. Porque pocas veces las películas funcionan tan bien como esta lo hace con los ingredientes que tiene. Es emotiva, es una carta de amor a la música y a vivir el momento, es enormemente divertida (especialmente en su inicio; atención a los personajes de las drag queens del bar o del padre de Ally y sus compañeros), tiene una de las mejores y más hermosas historias de amor que nos ha dado el cine de Hollywood en los últimos años, y sobre todo está plagada de momentos mágicos. Porque sí, señores, esta película hace magia pura, especialmente cuando Jack y Ally cantan juntos en el escenario. Si no se les ponen los pelos de punta, háganselo mirar. Es admirable el trabajo de Cooper, como capitán del barco y como artista, detrás y delante de la cámara. Como director, sorprende su dominio del plano, consiguiendo que la cámara sea casi un personaje más de la trama, que está ahí con los personajes, sufriendo o cantando con ellos. Como actor, tiene el personaje más complicado y jugoso, y da vida a Jackson Maine de forma excepcional, convirtiéndolo en alguien real por quien el espectador siente mucha lástima. Qué razón tenía David O. Russell (el director que recondujo al bueno de Bradley al buen camino en 2012 con El lado bueno de las cosas) cuando dijo que Cooper tenía alma de cineasta. Y tanto que la tiene. Al actorazo ya lo conocemos. Es hora de descubrir al creador.
Y vamos con Lady Gaga, que merece párrafo aparte. A estas alturas, nadie debería descubrir a Stefani Germanotta como cantante, músico o compositora. Sin embargo, no deja de sorprender lo similar que es,en cierto modo, el recorrido de Ally al suyo propio como artista. Quien esto firma, cuando Ally alcanza la fama y deja de lado su personalidad artística para adoptar el rol de diva intrascendente, estábamos viendo un reflejo de lo que ha sido la carrera de Gaga. Viendo lo que hace como cantante en esta película, no deja de estar ahí la sensación de que Poker face o Alejandro, por fabulosas que sean en su estilo, se quedan cortas para el talento de esta artista. Este es su rollo. El pop, el country, el rock incluso. Si hiciera esto habitualmente... en fin. Los mejores momentos de la película son los que la tienen a ella en pantalla, dejándose el alma en cada nota con esa voz maravillosa que le ha regalado la vida. Pero no crean por esto que Gaga se interpreta a sí misma. En absoluto. El personaje no es ella, y la buena, buenísima noticia es que aquí desde luego que ha nacido una estrella, pero una de cine. La interpretación de Germanotta es sencillamente impresionante,emotiva, llena de fuerza, en un personaje adorable que desprende una química eléctrica con el de Cooper. Suena su nombre y el de su director para los Oscar y otros premios, y la verdad, no sería descabellado ver a Gaga entre las candidatas a cualquier premio. Sin duda lo merece. Extraordinario trabajo actoral el suyo, en un campo minado como es el de tantas cantantes sin talento para actuar que se animan como "actrices". No es su caso.
Emotiva. Emocionante. Sincera. Profunda. Romántica. Dramática. Para disfrutarla muchas veces.

Lo mejor: Cooper y Gaga, en todas sus facetas, y toda la primera hora de cinta.
Lo peor: Le sobran minutos y le pesa en el ritmo.
Sibila de Delfos
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