Quienes vieran en su momento What if, una de las mejores comedias románticas de los últimos años, protagonizada por unos excelentes Zoe Kazan y Daniel Radcliffe, seguro que recuerdan a una excepcional Megan Park en el desternillante papel de alocada hermana del personaje de Kazan.
Pues bien, años después, la canadiense debutó en la dirección con The Fallout, un soberbio drama sobre las consecuencias de un ataque con armas de fuego en una escuela americana. La buena noticia es, como decimos, que la película es francamente buena. Su comienzo, de hecho, es antológico, y sirve ya para ver qué empaque y actitud tiene una inmensa Jenna Ortega como actriz y protagonista. Así, acompañamos a Vada a través de sus ojos en su intento de reconciliación con su familia, su mejor amigo, su hermana, su orientación sexual y, en definitiva, el mundo. Un mundo que le ha dado la espalda y la ha dejado marcada para siempre por el trauma. Un trauma, por cierto, que explora la directora para llegar a la descorazonadora conclusión de que, quizás, hay cosas que nunca se superan.
Junto a Ortega, brilla también, aunque menos, Maggie Ziegler (la mítica bailarina de tantos videoclips de Sia), y el guión es un ejemplo de elegancia y delicadeza.
Puede que no sea una obra maestra ni algo muy novedoso, pero sin duda es impactante y lanza un mensaje importante.

Lo mejor: Jenna Ortega y la sensibilidad de Megan Park como guionista y directora.
Lo peor: Podría haber sido incluso mejor.