Con derecho a roce tarda en empezar, tarda sin duda demasiado, con esos primeros veinticinco minutos tediosos de presentación innecesaria y excesivamente lenta. Pero cuando empieza ya no para.
La comedia de Will Gluck es realmente muy divertida y tiene puntos realmente buenos. Por supuesto que el final nos lo sabemos desde antes de empezar, pero el resultado es tan simpático, tan bueno y sobre todo tan divertido que hay que rendirse a su planteamiento. Eso sí, el mensaje es el mismo que el de su prima hermana Sin compromiso: la vida hay que vivirla como viene y sin hacer planes en las relaciones. Muy destacable también es el personaje de Patricia Clarkson, secundaria de lujo en una película en la que, al igual que pasaba en Sin compromiso, el interés decae mucho cuando el foco no está puesto sobre Dylan y Jamie.
Pero es gracias a la pareja protagonista que todo sube de nivel al menos uno o dos puntos más. Mila Kunis se revela como una estupenda comediante después de demostrar su valía dramática en Cisne Negro (será interesante ver cómo se desenvuelve como heroína de acción en Jupiter Ascending) mientras que Justin Timberlake sigue mostrando que hay pocos géneros que se le resistan gracias a ese carisma arrollador que tiene y esa valía y expresión (atención a cuando intenta hacer sus necesidades mientras Kunis lo espera en la cama), y juntos son un volcán de comicidad y romanticismo en las dosis justas.
Muy aceptable dentro de la habitual fórmula adocenada de las comedias románticas, y sobre todo muy divertida.

Lo mejor: La pareja protagonista y su sentido del humor acertadísimo.
Lo peor: Tarda casi media hora en arrancar.