ma ma es una película acerca de una mujer que ha de enfrentarse a un cáncer mientras lidia con sus relaciones personales, con la dificultad de preparar a su hijo para lo peor e, incluso, con una nueva e inesperada maternidad. El amor más puro e incondicional, el de un progenitor por sus hijos, está presente en todo el metraje y lo impregna de un aura donde vida y muerte se dan la mano con facilidad y caminan juntas envueltas por ese amor que impregna todo y que, como queda claro en cada minuto de película, es más fuerte que la muerte y vence sobre todo. Eso es lo que es la película y eso es lo que hay que esperar al verla.

Solo hay una cosa sorprendente en ma ma, y es el hecho de que sea la película más comercial y, por así decirlo, "normal" de Julio Medem en años. Acostumbrado a entregar al respetable en los últimos años arriesgadas propuestas oníricas de argumentos extraños y estilo visual muy particular, el realizador vasco entrega aquí un drama de lo más convencional, pensado para el gran público. Tan pensado, tan pensado, de hecho, que esa es también su mayor desventaja. Todo en ma ma está calculado para provocar una emoción en el espectador, y pretende llevarlo de la mano y decirle cuándo ha de reír y, sobre todo, cuando ha de llorar. Le falta poner rótulos en la pantalla para ser más obvia en ese sentido. La emotividad es, por ello, un tanto forzada. Se le puede perdonar, porque no es fácil tratar un tema como el que trata la película con originalidad y sin caer en el cartón piedra y la sensiblería barata, pero ma ma cae, y queda la impresión de que no se ha hecho nada para evitarlo. Sin ir más lejos, este mismo años, Truman (Cesc Gay, 2015) ha abordado el mismo tema, el cáncer, de una manera mucho menos almibarada y manipuladora de las emociones del espectador.

Asier Etxeandia completa su año dorado de cine (y ya tocaba que el séptimo arte lo descubriera) con un personaje precioso que él borda y cuya sensibilidad y emotividad sí resultan auténticas y naturales. Luis Tosar, el omnipresente Luis Tosar, vuelve a demostrar su versatilidad para todo tipo de roles, incluso los que no le dan muy a menudo (es decir, el del amante padre y esposo). Y, pensándolo bien, sí hay otra cosa que sorprende en mama, y es la siempre presente duda de por qué se empeña Penélope Cruz en seguir en Hollywood a toda costa cuando los mejores personajes se los ofrecen siempre en casa (o en Italia, como en el caso de los filmes que ha hecho con Sergio Castellitto). Por qué la madrileña prefiere hacer papeles intrascendentes de latina allende los mares cuando en España ha sido musa de Almodóvar (sin duda el director que mejores interpretaciones le ha sacado) o puede hacer películas como la próxima secuela de La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998) o esta ma ma, es una duda que atormenta. Sería injustísimo no reconocer que la suya es una de las mejores interpretaciones femeninas del año, además de prueba palpable de que, cuando quiere, Cruz puede ser una intérprete soberbia. Solo por la escena en que el personaje de Etxeandia le da una pésima noticia (y cómo reacciona ella... un momento que parte el corazón de cualquiera) ya merecería todos los premios del mundo.

En definitiva, una cinta muy correcta, notable incluso a ratos, aunque lastrada por el artificio de su sentimiento y su necesidad de manipular al espectador. O más que al espectador, sus emociones. Mala idea.

Lo mejor: Asier Etxeandia y Penélope Cruz
Lo peor: Es sensacionalista... muy sensacionalista.