Nuevos tiempos para el western, que ahora se escribe también en clave femenina, feminista (por qué no decirlo) y LGTB.
La realizadora noruega Mona Fastvold dirige su primer largo en inglés y en América y nos cuenta una historia de amor entre dos mujeres atrapadas en matrimonios infelices y víctimas, además, de la soledad y el aislamiento en solitarias granjas. El resultado es bonito, sin duda, muy bonito, incluso. Hay mucha poesía en las imágenes, y por supuesto en la belleza de la relación entre Abbie y Tallie, a quienes dan vida unas extraordinarias Katherine Waterston y Vanessa Kirby. La primera, gran protagonista de la infravalorada Alien: Covenant, clava la timidez y extrema sensibilidad de su personaje, mientras que la maravillosa intérprete de Fragmentos de una mujer es todo fuego, sensualidad y también sufrimiento. La química entre ambas es fabulosa, y contribuye, como decíamos, a la innegable poesía y belleza que desprenden las imágenes filmadas por Fastvold.
Sin embargo, también hay que reconocer que lo poco o nada que se explica de las circunstancias de Tallie (aunque las insinuaciones están claras, y ahí aparece más claramente el mensaje feminista de la cinta) lleva a la película a una conclusión bastante extraña. Además, la voz en off continua, pese a que obedece a ese estilo epistolar o de diario que se ha querido dar a la película y que es otro de sus puntos fuertes, termina por resultar cansina y desprender una frialdad que contrasta con la relación entre las dos protagonistas.
Con todo, una película interesante, aceptable, y muy hermosa.

Lo mejor: Vanessa Kirby y Katherine Waterston, y su peculiar tono epistolar o de diario.
Lo peor: La trama de Tallie no queda suficientemente explicada, y la voz en off es algo pesada.