Esta mierda me supera adapta una serie de cómics de Charles Forsman, el mismo autor de The end of the f***ing world. Ambas series son de Netflix y, la verdad, el parentesco se nota, y mucho, lo cual es una extraordinaria noticia.
Así, esta Sydney Novak podría ser perfectamente compañera de clase y amiga de los inefables James y Alyssa. Enormemente fresca, se sirve de ingeniosos diálogos trufados de tacos y conversaciones sexuales para componer un interesante fresco sobre las punzadas de la adolescencia compitiendo en importancia con los extraños superpoderes que la protagonista descubre y que parece poseer. Y es sobre todo en la trama más personal de Sydney, por así decirlo, donde triunfa absolutamente la propuesta. Desde la tensa relación con su madre a la tierna amistad con su hermano pequeño (un adorable Aidan Wojtak-Hissong), pasando por sus incipientes sentimientos por Dina y,. por supuesto, su compleja relación con Stan, Sydney se convierte en una protagonista fabulosa a quien no cuesta doptar como nuestra nueva mejor (y rara) amiga. Parte del mérito, por supuesto, es de Sophia Lillis y Wyatt Oleff, que están soberbios juntos y por separado (ella, tan insolente y contradictoria; él, adorable y nerd a partes iguales), y a quienes da gusto ver de nuevo ya más creciditos después de su primer gran proyecto conjunto, que fue It en 2017. La química que tienen es gigantesca y conforman una pareja de lo más simpática. No conviene olvidar a Richard Ellis, mitad villano mitad alivio cómico, y a una encantadora Sofia Bryant.
Una serie fresca, divertida, entretenidísima y que se devora en un suspiro gracias a la ajustadísima duración de los episodios.

Lo mejor: Su frescura, su humor, su mala baba, su ternura también y el excepcional trabajo de sus jóvenes protagonistas (muy especialmente Sophia Lillis y Wyatt Oleff)
Lo peor: La parte fantástica, por así llamarla, funciona un poco peor que la adolescente, seguramente porque vamos a ver mucho más en la segunda temporada.