Volví a revisionar recientemente Platoon, para volver a confirmarme a mí mismo que se trata no sólo de una de las mejores películas de la guerra de Vietnam, sino también una obra maestra con derecho propio.

El motivo por el que elevo a Platoon al olimpo de los dioses, es su honestidad y su sinceridad. Stone (combatiente en Vietnam) considera que es su deber relatar lo sucedido, con la mayor veracidad posible, en su esencia. Es un tributo a "aquellos soldados que lucharon y murieron en la guerra de Vietnam". Aquellos seres anónimos, de pueblos "que jamás has escuchado el nombre", "que con suerte acabarían trabajando en una fábrica". Gente anónima que lucho por Estados Unidos en una guerra sinsentido a miles de kilómetros de su casa.

Y en medio, Taylor, un idealista, un voluntario. Uno que quería combatir por su país como su padre y su abuelo, hacer algo de lo que sentirse orgulloso. Para encontrarse con el auténtico infierno. En este sentido, Nacido el 4 de julio, también de Oliver Stone, se erige como el complemento perfecto de Platoon, el otro reverso de la misma moneda. Perfectamente el Ron Kovic de aquella puede ser la prolongación del soldado Taylor de esta al regresar a casa.

Me resulta sobrecogedora la primera narración en off de Charlie Sheen, cuando en la carta a su abuela relata lo extremadamente duro que está siendo el día a día en Vietnam. Y es que Stone en pocas imágenes (las hormigas en el cuello, el cavar las trincheras) y escenas consigue transmitir todo ese día a día de la guerra, como nunca mejor se ha hecho. Introduce en el Vietnam perfectamente, y refleja con gran aproximación como puede ser la infernal vida de un soldado raso.

(spoiler 1)

Además, Platoon está narrada con excelente pulso cinematográfico, con un guión muy preciso y conciso, y con unos grandes Charlie Sheen (aunque parezca increíble) y Willem Dafoe (de los mejores de su generación).

Por el contrario, creo que el gran punto negativo de esta película es Tom Berenger, no sólo por su caracterización discreta, sino por la poca profundización en un personaje clave de la película, el Kurtz de Platoon, deshumanizado y enloquecido.

En fin, Stone no es Kubrick ni es Coppola, pero no le hace falta, ni necesita ser perfecto. Demuestra que la sinceridad y la honestidad pueden valer también para realizar una obra magistral.

10/10.