Un western que parece tener alta estima entre los aficionados, a mí no me ha gustado nada.
Perteneciente a una época donde el western se inclinaba hacia temas más oscuros y pesimistas, la película resulta amarga y desesperanzada. Si lo llego a saber no la veo porque creo que ni siquiera he comprendido qué demonios pretendía decirnos el director.
Rodada con muy bajo presupuesto, cosa que a mí nunca me importa con tal de que la historia me atrape o me aporte algo, apenas veremos exteriores y casi toda la acción transcurrirá en el interior de un fuerte lo que dará lugar a un relato más bien introspectivo acerca de los personajes que se encuentran atrapados allí, amenazados por el levantamiento de los indios arapahoes, en pie de guerra debido al hambre y escasez de suministros con que malviven.
Con Rod Taylor en el papel protagonista, un pistolero a sueldo que recala allí para descansar una noche, dos damas que viajan en diligencia y buscan la protección del fuerte antes de continuar viaje, más los soldados integrantes del mismo, pronto se verán asediados e imposibilitados de salir de allí por lo que el lugar se convertirá en una encerrona que presagia la muerte y algo más también...Se convertirá en una suerte de confesionario donde quien más y quien menos resultará tener secretos malolientes que ocultar y que irán saliendo a la luz, sobre todo gracias al cruel y amargado coronel al mando (John Mills) que gobierna ese estercolero cajón de sastre que parece estar erigido por el ejército con la única función de aglutinar allí a todos los soldados condenados y castigados y sometidos a consejos de guerra.
Con algunos momentos de acción, aunque tampoco muchos, algo de sitio para el romance, también desesperanzado, un conato de rebelión y algunas escenas esclarecedoras más, un ritmo más bien pausado y poco alivio ligero proveniente sobre todo del personaje del explorador, a mí la cinta me ha resultado pretenciosa en sus aspiraciones, esas reflexiones de los personajes arrepentidos y o atormentados por sus pecados presentes o pasados no consiguen conmoverme, en algunos momentos me he aburrido incluso, no hay absolutamente nada que haya llegado a interesarme ni sorprenderme.
No he mencionado a Ernest Bornigne que hace su eterno papel de sabueso del mandamás y protagonizará una buena pelea con Taylor que nos dará algo de vidilla.
Por lo demás tampoco podemos destacar la batalla final ya que la falta de medios hace que todo sea truco de montaje, en el que vemos en una pared a los soldados disparando, algunos otros planos de los indios cayendo y ya. Todo cantado y todo previsible y, para colmo, aburrido.