Una película de misterio enmarcado en el género de aventuras marinas, que sin ser ninguna maravilla, se sigue con interés.
Charlton Heston es un miembro de la tripulación de un pequeño barco de salvamento marítimo, cuya patrulla encuentra un barco que parece abandonado en alta mar. Al ir a inspeccionarlo, encuentra a un misterioso hombre escondido en él. Dice ser el capitán, cuya tripulación ha abandonado como consecuencia de un pequeño incendio.
Heston se ofrece a rescatarlo a lo que nuestro misterioso hombre se niega rotundamente. Quiere encallarlo para que luego el tribunal de investigación de la compañía, esclarezca los hechos de lo que él cree sabotaje de los propios dueños del barco, con la intención de estafar a la compañía de seguros.
Tengo entendido que esta película se la habían ofrecido a Alfred Hichtcock, pero que problemas de entendimiento con los productores le hicieron desistir del proyecto.
Así, Michael Anderson, aunque comienza muy bien, nos presenta una intriga muy interesante a través de Gary Cooper, al que dibuja con cierta ambigüedad, poniéndonos bajo el punto de vista de Heston, quién no comprende lo que ese personaje se trae entre manos, oscilando entre la confianza y la sospecha, pronto la tensión empieza a diluirse ya que Anderson no sabe mantener esa ambigüedad, haciendo que los espectadores tomemos partido en un juicio que no está muy bien llevado, para finalmente alcanzar otra vez ciertas dosis de tensión en el tramo final, que luego vuelve a desinflar con cierta precipitación.
Aunque el resultado es una interesante película de misterio, resulta algo irregular. Desde luego, creo que Hichtcock, lo hubiera hecho francamente mejor.
Aún y todo, se deja ver. Desde luego, yo he visto muchísimas peores. Ésta por lo menos, mantiene tu atención hasta la resolución completa del misterio.
Se echa de menos, un retrato un poco más profundo psicológicamente de los personajes. Creo que habría ganado enteros.