Hay que reconocer que la idea del argumento, aunque no sea muy original, es muy buena: unos ladrones entran a robar en casa de un viejo ciego pensando que será muy fácil pero este resulta ser muy peligroso. El problema es que esa idea no daba para una película de más de una hora ni siquiera estirándola mucho. Así que sus guionistas decidieron añadir una parte final que no sólo se nota mucho que es un añadido sino que es cada vez más rocambolesca, hasta el punto de que termina resultando muy difícil de creer e incluso en algunos momentos llega a rozar el ridículo. Seguramente tendría que haberse quedado en un mediometraje pero así difícilmente habría conseguido distribución internacional.
La verdad es que es una auténtica lástima porque sino fuera por esa parte final habría sido una película magnífica ya que está muy bien hecha en todos los aspectos. Tanto la dirección del uruguayo Fede Álvarez como la fotografía, el montaje o la banda sonora son muy buenos y consiguen que te identifiques con los ladrones (a pesar de sus intenciones) y también generar tensión y mantenerla durante todo el film, incluyendo esa última parte mucho menos creíble, teniendo al espectador continuamente en vilo e incluso en algunos momentos llegando a crear momentos de puro terror que van más allá del thriller.
También colaboran a ello los cuatro protagonistas, de los cuales sólo conocía a Stephen Lang por su papel de general en Avatar y que aquí consigue dar bastante miedo en algunos momentos con una estupenda interpretación. Los otros me han sorprendido muy gratamente, especialmente Jane Levy (la chica) y Dylan Minnette (el chico que está enamorado de ella) porque lo hacen muy bien, resultando totalmente creíbles y por lo tanto facilitando la identificación del espectador con ellos.
Hay que advertir que es una película que tiene bastante violencia, que además es muy cruda y realista aunque no llega a ser gore como el anterior film de su director, el innecesario remake de Posesión Infernal.