Parece ser que había muchas ganas e ilusión por hacer esta nueva versión del hombre lobo, sobre todo por parte de Benicio Del Toro, admirador confeso de aquellas antiguas películas del mito producidas por la Hammer. No sé si el protagonista de esta película habrá quedado satisfecho con el resultado final, pero yo, desde luego, esperaba más.
El encanto de estas películas es la creación de una atmósfera gótica y la reinterpretación moderna de un mito clásico. En cuanto a lo primero, El hombre lobo cumple, sobre todo en su primera mitad. En lo segundo, la revisión del mito de Joe Johnston es más bien descafeinada, desmayada, desapasionada; la película no transmite emoción, y mucho menos miedo. Benicio Del Toro se esfuerza, pero no hacerlo todo él solo.
La pérdida del encanto también se produce cuando en vez de intentar salvaguardar una estética "casera" (por así decir), se prefiere llenar la película de efectos especiales que rompen el clima gótico. Además, algunas escenas exhiben una violencia innecesaria, como si quisieran ser un revulsivo; los revulsivos debería buscarlos Johnston en otros sitios, como el desarrollo de los personajes.
Lo dicho. Esperaba más, no esta nueva versión tan descafeinada, tan sosa, tan olvidable. A pesar de tenerlo todo a favor (un mito atractivo, una ambientación bien conseguida, un reparto de gran nivel), El hombre lobo no despierta gran entusiasmo.