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Voto de juanantlopez:
8

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8
6.5
66,990
Aventuras. Romance
En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
25 de octubre de 2009
25 de octubre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenábar aseguró que tras Mar adentro, y sabedor de lo alto del listón, haría una película más "ligera", sin tanta carga emocional ni profundidad crítica, sino simplemente para entretener al espectador, para evadirlo y nada más. Pero la cabra tira para el monte, y Amenábar se ha ido muy muy lejos (al siglo IV en Alejandría), pero para nada ha dado de lado al compromiso intelectual y crítico de su obra... si acaso, podríamos decir que incluso lo ha acentuado.
Y, no nos engañemos, Amenábar es un gran cineasta y nunca podrá escapar de sí mismo ni de las exigencias del público. Todos esperábamos su gran regreso con expectación y él ha cumplido. Nos regala esta vez un viaje a la Alejandría del siglo IV, poniendo como pretexto el contarnos la vida de Hipatia, filósofa, matemática y astrónoma brillante. Digo pretexto porque, en realidad, Ágora es una seria y honda reflexión sobre la esencia de la religión, sobre su constante necesidad de someter las mentes y sobre los medios que utiliza para manipular a la gente y lograr la supremacía de culto. Amenábar nos sitúa en el justo momento en que el cristianismo es "legalizado", tras la persecución durante cuatro siglos; a partir de ahora, los cristianos son libres, e inician en la calle su predicamento, siempre acompañado de métodos violentos, burlas e insultos a los que no comparten su creencia. En medio de esas luchas de poder (porque esa lucha por el culto deviene, inevitablemente, en una lucha por el poder) se encuentra Hipatia, creyente en la filosofía, en las matemáticas, en la cultura, en la inteligencia, y no en cosas que el hombre no puede ver y por las que se está dispuesto a matar.
Así, la historia oscila entre una visión más general de la sociedad con una visión más intimista desde la perspectiva de Hipatia, fuera del conflicto. Y podrá parecer un cliché crítico, pero Amenábar está en todo momento hablándonos de nuestro presente más inmediato. Lo hace con pasión, con vehemencia, denunciando una y otra vez la intolerancia, la violencia y el fanatismo que han acompañado a lo largo de la historia (y aún lo siguen haciendo) a todo tipo de creencia religiosa. Ágora, ante todo, es eso: una firme diatriba contra el fanatismo religioso.
Mucho se ha hablado del plano técnico y poco voy a añadir. El trabajo en ese aspecto es excelente y está cuidado al máximo. El único pero de Ágora ya lo han señalado varios críticos: cuesta emocionarse con ella. Formalmente todo es perfecto, todo está cuidado al 100%, pero parece que cuesta entregarse a ella, parece que en todo momento guarda la distancia. Es una película diseñada más para la cabeza que para el corazón; en los minutos finales intenta crear un clímax emocional, pero le cuesta. Sólo en un par de momentos te puedes sentir tocado, el resto es admiración y aplauso, pero no vibración interna.
Y, no nos engañemos, Amenábar es un gran cineasta y nunca podrá escapar de sí mismo ni de las exigencias del público. Todos esperábamos su gran regreso con expectación y él ha cumplido. Nos regala esta vez un viaje a la Alejandría del siglo IV, poniendo como pretexto el contarnos la vida de Hipatia, filósofa, matemática y astrónoma brillante. Digo pretexto porque, en realidad, Ágora es una seria y honda reflexión sobre la esencia de la religión, sobre su constante necesidad de someter las mentes y sobre los medios que utiliza para manipular a la gente y lograr la supremacía de culto. Amenábar nos sitúa en el justo momento en que el cristianismo es "legalizado", tras la persecución durante cuatro siglos; a partir de ahora, los cristianos son libres, e inician en la calle su predicamento, siempre acompañado de métodos violentos, burlas e insultos a los que no comparten su creencia. En medio de esas luchas de poder (porque esa lucha por el culto deviene, inevitablemente, en una lucha por el poder) se encuentra Hipatia, creyente en la filosofía, en las matemáticas, en la cultura, en la inteligencia, y no en cosas que el hombre no puede ver y por las que se está dispuesto a matar.
Así, la historia oscila entre una visión más general de la sociedad con una visión más intimista desde la perspectiva de Hipatia, fuera del conflicto. Y podrá parecer un cliché crítico, pero Amenábar está en todo momento hablándonos de nuestro presente más inmediato. Lo hace con pasión, con vehemencia, denunciando una y otra vez la intolerancia, la violencia y el fanatismo que han acompañado a lo largo de la historia (y aún lo siguen haciendo) a todo tipo de creencia religiosa. Ágora, ante todo, es eso: una firme diatriba contra el fanatismo religioso.
Mucho se ha hablado del plano técnico y poco voy a añadir. El trabajo en ese aspecto es excelente y está cuidado al máximo. El único pero de Ágora ya lo han señalado varios críticos: cuesta emocionarse con ella. Formalmente todo es perfecto, todo está cuidado al 100%, pero parece que cuesta entregarse a ella, parece que en todo momento guarda la distancia. Es una película diseñada más para la cabeza que para el corazón; en los minutos finales intenta crear un clímax emocional, pero le cuesta. Sólo en un par de momentos te puedes sentir tocado, el resto es admiración y aplauso, pero no vibración interna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Amenábar, con su nueva película internacional, ha vuelto a ganarse la admiración de medio mundo. Ha vuelto a encandilar a su público con una historia difícilmente atrayente; con un material en apariencia tan "hostil" ha conseguido entretener y hacer pensar. Algo que sólo consiguen muy pocos. Bravo, Alejandro.
P.D. Un momento históricamente indignante y que Amenábar recrea con maestría: la quema del Serapeum. El mayor atentado contra la cultura de toda nuestra historia, tras la anterior quema de la biblioteca de Alejandría. Todo en nombre de Dios.
P.D. Un momento históricamente indignante y que Amenábar recrea con maestría: la quema del Serapeum. El mayor atentado contra la cultura de toda nuestra historia, tras la anterior quema de la biblioteca de Alejandría. Todo en nombre de Dios.