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Voto de juanantlopez:
8

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8
7.3
10,344
Drama
Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado.
8 de noviembre de 2008
8 de noviembre de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras la demoledora Dogville, Lars Von Trier vuelve a dinamitar los valores de la sociedad americana (aunque en realidad son los valores de todo el mundo occidental) con Manderlay. Aunque ya no da la sorpresa con su puesta en escena como lo hiciera Dogville, Manderlay es una nueva fábula moral en la que no falta ni un ápice de la inteligente visión crítica del mundo moderno que Von Trier desplegara en la primera película de la trilogía, con Nicole Kidman en el papel que ahora asume Bryce Dallas Howard.
Sería fácil decir que Manderlay es una película sobre el racismo. Es mucho más que eso. Manderlay comienza como una reflexión sobre el racismo y la segregación, pero, conforme avanza, se ocupa de temas aún más controvertidos: la justicia de los sistemas democráticos, la defensa a ultranza de ciertos valores fundamentales, la automarginación, la figura del profeta y su posterior corrupción, y, finalmente, la idea de libertad. Von Trier vuelve a tambalear los cimientos sobre los que se asienta el mundo occidental, y denuncia la visión que tenemos de los pueblos más desfavorecidos.
Von Trier ha pasado de filmar películas más o menos excéntricas que dividían al público a consolidarse dentro del panorama cinematográfico mundial como uno de los directores más innovadores e interesantes que ha dado el séptimo arte. La lástima es que no hay mucha esperanza de que culmine su trilogía con Washington (creo que así se iba a llamar la tercera parte), pero mientras podemos disfrutar con Dogville y Manderlay, dos películas que sin duda nos dejan tocados, que son un terremoto intelectual y crítico, dos nuevas atalayas desde las que contemplar el complejo mundo moderno que nos toca vivir. En definitiva, Von Trier ha vuelto a dar en el clavo.
Sería fácil decir que Manderlay es una película sobre el racismo. Es mucho más que eso. Manderlay comienza como una reflexión sobre el racismo y la segregación, pero, conforme avanza, se ocupa de temas aún más controvertidos: la justicia de los sistemas democráticos, la defensa a ultranza de ciertos valores fundamentales, la automarginación, la figura del profeta y su posterior corrupción, y, finalmente, la idea de libertad. Von Trier vuelve a tambalear los cimientos sobre los que se asienta el mundo occidental, y denuncia la visión que tenemos de los pueblos más desfavorecidos.
Von Trier ha pasado de filmar películas más o menos excéntricas que dividían al público a consolidarse dentro del panorama cinematográfico mundial como uno de los directores más innovadores e interesantes que ha dado el séptimo arte. La lástima es que no hay mucha esperanza de que culmine su trilogía con Washington (creo que así se iba a llamar la tercera parte), pero mientras podemos disfrutar con Dogville y Manderlay, dos películas que sin duda nos dejan tocados, que son un terremoto intelectual y crítico, dos nuevas atalayas desde las que contemplar el complejo mundo moderno que nos toca vivir. En definitiva, Von Trier ha vuelto a dar en el clavo.