La tercera parte de la saga de los Corleone es la rendición de cuentas de quien no puede escapar de su pasado. Han pasado los años y Michael Corleone necesita una tapadera para todos sus sucios negocios; la filantropía es una buena manera de esconder su pasado y de hallar reconocimiento social. Pero su sangre siciliana puede más que cualquier intento de "rehabilitación", y sus trapicheos, que llegarán hasta la más alta jerarquía eclesiástica, volverán a amenazar su vida y la de toda su familia. A eso se suma la precaria salud de Michael, y el hecho de que quien parece ser el más apto para la sucesión no es del todo de su gusto. Apasionantes elementos para la tercera y última entrega de una saga que no deja de deslumbrar a los amantes del cine.
El Padrino III cobra su mayor interés cuando se van descubriendo los turbios negocios de Corleone con la Iglesia. El magnífico guión de Coppola y Puzo vincula los hechos de ficción con los verdaderos acontecimientos de la época en que está ambientada (1978), como son la muerte del papa Pablo VI y el nombramiento de Juan Pablo I. La pintura negrísima que sobre la iglesia se lleva a cabo es verdaderamente escalofriante, uno de los mejores logros de la película. Además, claro está, de la magistral interpretación de Al Pacino.
En contra, le pasa como a la segunda parte, que en algún momento el ritmo languidece. Pero eso no es óbice para que esta tercera parte, la que más escepticismo causó, vuelva a sorprender con una historia llena de momentos maravillosos y donde temas como la hipocresía, la redención, el amor paternofilial o la traición alcanzan cotas dramáticas casi shakesperianas. Excelente punto y final para la inolvidable historia de los Corleone.
Para mí, mejor que la segunda, pero peor que la primera.
Recuento final:
- El Padrino: 10
- El Padrino II: 8
- El Padrino III: 9