Aunque es medianamente lógico, es también una pena que Carmina o revienta haya despertado más interés por la (inteligente) estrategia de márketing orquestada por Paco León (lanzamiento simultáneo en cines, DVD e internet) que por su valía como película. Hay que reconocer que Paco León ha hecho un tipo de película que parece idónea para este experimento, y mucho podríamos discutir sobre el tema, pero yo me referiré únicamente al aspecto puramente cinematográfico.
Primer punto a favor: el constante juego entre realidad y ficción, y su puesta en escena como falso documental. No lo ha inventado Paco León, pero sí que le ha sacado su máximo potencial, superando con creces e incluso riéndose del rancio costumbrismo en el que el cine español tiende a estancarse frecuentemente. Eso me lleva al segundo gran punto a favor de esta película: la superación del costumbrismo a base de frescura, de naturalidad y de personajes que conectan rápidamente con el espectador. Siempre he sido un furibundo detractor del costumbrismo supuestamente realista que ha campado a sus anchas durante mucho tiempo en el cine español y que en los últimos años parece ir superándose (en pocas palabras, me refiero a las llamadas "españoladas"). Carmina o revienta podría parecerlo, podría parecer una comedieta de tres al cuarto sobre la Andalucía profunda. No lo es, porque Paco León sabe darle un enfoque nuevo y una mirada más fresca.
Carmina o revienta es muy recomendable. Sus escasos 70 minutos son una delicia y terminamos queriendo más de esa fuerza de la naturaleza, de esa luchadora que es Carmina. No creo que me pudiera cansar, tampoco, de unos actores tan estupendos. Por fin, una comedia inteligente con la que me he reído con ganas.