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Voto de juanantlopez:
6
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6
5.4
11,054
Terror. Thriller
Remake de la película "La última casa a la izquierda", dirigida por Wes Craven en 1972. Mari Collingwood llega con sus padres a la casa que tienen junto al lago para pasar unos días. Esa misma tarde, saliendo por la zona con su amiga Paige, ambas son secuestradas por Krug, un psicópata que ha escapado de la cárcel, y sus compañeros, su perturbada novia Sadie, su sádico hermano Francis, y su anulado hijo Justin. (FILMAFFINITY)
14 de noviembre de 2010
14 de noviembre de 2010
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Recuerdo La última casa a la izquierda de Wes Craven, la original de 1972, como una película de momentos verdaderamente perversos e insoportables, acentuados por un realismo casi documental y unos personajes pavorosamente cercanos.
Aquí se juguetea demasiado con imágenes bonitas y esteticismos pedantes sobre todo en la primera mitad de la película. Mientras que en Craven el dramatismo y la tragedia eran palpables con sólo ponerlos en escena, aquí pretenden calar hondo mediante recursos un tanto enervantes (cámara lenta, enfoques innecesariamente difíciles, primeros planos, etc.). Se pierde un poco la perspectiva y se presta más atención a la estética, que al final resulta vacía.
Mejora bastante esta nueva versión en su segunda parte, cuando se ha consumado el doble asesinato y se produce la fatal casualidad. Ahí el director, Dennis Iliadis, apuesta más fuerte por la crudeza y el verismo, como en la original. Hay, por otra parte, dos cambios sustanciales que afectan a dos personajes que no creo que aporten mucho con respecto a la original de Craven, más bien incluso restan.
Con todo, esta nueva versión es bastante digna, pero el debut de Craven era mucho más visceral, más realista, más cruel y más valiente en sus planteamientos. Recuerdo la escena del bosque en la de Craven como una escena verdaderamente dura de ver; aquí se intenta, pero todo parece impostado, se quiere hacer algo tan bueno que todo parece quedarse en intención. Los mejores momentos de la película, sin duda, son los de la última media hora, con esos padres vengadores que, otra vez, no alcanzan el grado de crueldad de los originales.
Si la película de Craven trajo cola es porque la perversidad y la crueldad tocaba de lleno tanto a los malos como a los buenos, planteando de lleno la cuestión de la necesidad de venganza. Aquí todo se diluye y no se alcanza ese trasfondo. Todo queda en un producto comercial, con algunos atisbos de buen oficio, digno, que puede gustar a los amantes del género, pero que, casi cuarenta años después, no ha aportado nada a la original.
Aquí se juguetea demasiado con imágenes bonitas y esteticismos pedantes sobre todo en la primera mitad de la película. Mientras que en Craven el dramatismo y la tragedia eran palpables con sólo ponerlos en escena, aquí pretenden calar hondo mediante recursos un tanto enervantes (cámara lenta, enfoques innecesariamente difíciles, primeros planos, etc.). Se pierde un poco la perspectiva y se presta más atención a la estética, que al final resulta vacía.
Mejora bastante esta nueva versión en su segunda parte, cuando se ha consumado el doble asesinato y se produce la fatal casualidad. Ahí el director, Dennis Iliadis, apuesta más fuerte por la crudeza y el verismo, como en la original. Hay, por otra parte, dos cambios sustanciales que afectan a dos personajes que no creo que aporten mucho con respecto a la original de Craven, más bien incluso restan.
Con todo, esta nueva versión es bastante digna, pero el debut de Craven era mucho más visceral, más realista, más cruel y más valiente en sus planteamientos. Recuerdo la escena del bosque en la de Craven como una escena verdaderamente dura de ver; aquí se intenta, pero todo parece impostado, se quiere hacer algo tan bueno que todo parece quedarse en intención. Los mejores momentos de la película, sin duda, son los de la última media hora, con esos padres vengadores que, otra vez, no alcanzan el grado de crueldad de los originales.
Si la película de Craven trajo cola es porque la perversidad y la crueldad tocaba de lleno tanto a los malos como a los buenos, planteando de lleno la cuestión de la necesidad de venganza. Aquí todo se diluye y no se alcanza ese trasfondo. Todo queda en un producto comercial, con algunos atisbos de buen oficio, digno, que puede gustar a los amantes del género, pero que, casi cuarenta años después, no ha aportado nada a la original.