Diamante de Sangre es, ante todo, una magnífica película de aventuras. Cumple con todas las expectativas y algunos tópicos, unos inevitables y otros no. Construye unos personajes efectivos, con la justa caracterización, y un argumento que da mucho juego y que propicia una acción y un ritmo vertiginosos sin caer demasiado en la incoherencia, como ocurre en otras muchas.
Pero, además, su trasfondo de denuncia, a pesar de parecer un simple pretexto (y probablemente lo es) consigue que la película cale un poco más hondo en el espectador, haciéndole vivir la tragedia de los personajes y del propio continente africano, plagado de guerras y muerte.
Los actores, bien: Di Caprio y Hounsou, pareja sorprendente y con una buena compenetración, con una Connelly que siempre me gusta, pero que aquí no tiene un papel de suficiente peso. La dirección, enérgica y correcta. Y, sobre todo, es una película que sabe entretener, que sabe narrar con agilidad y efectividad una buena historia. Muy recomendable.