Alucinante... una de esas películas que ves la primera vez embobado con una sonrisa tonta y babeante en los labios de principio a fin del metraje con la sensación de que nunca antes hasta entonces habías visto semejante despliegue y espectáculo en movimiento: lento, rápido, a tiempo bala, con rotaciones de 360 grados... la leche vamos.

No solo fue hace ya casi diez años espectacular, novedosa y técnicamente perfecta, no solo creó tendencias y su estética fue imitada en muchas otras producciones posteriores con mayor o menor fortuna, ni solo creó todo un nuevo concepto de efectos especiales condenadamente buenos, si no que su grandeza encima reside en que el guión que ofrecía era de quitarse el sombrero y dejar sin palabras, de que si bebía de obras maestras como Terminator y ofrecía guerras entre máquinas y humanos como aquella, también era la evolución lógica de éstas (¿ahora todo es realidad o un juego de las máquinas?) e introducía nuevas e inquietantes ideas amén de una filosofía y rico universo propio.

Con un desarrollo en el que primero no se sabe muy bien lo que está pasando y de que va el tema y una sopresa de quitar el hipo cuando de descubre la verdadera realidad, intercala gloriosas escenas ya antológicas y perfila uno de los que parecía iba a ser uno de los malvados más interesantes del cine reciente, el agente Smith.... pero digo iba porque el sueño acabó con la primera y se convirtió en pesadilla. Tras la excelente primera entrega, sus propios creadores perdieron el rumbo y se enredaron con su filosofía, hasta hacer de la segunda entrega y la posterior conclusión, un batiburrillo ostentoso carente de sentido para horror de los que como yo, vieron en la primera entrega la evolución del género de ciencia ficción.

Bienvenido al "desierto de lo real".