Cual mayúsculo entierro vikingo, debería hacerse una épica pira funeraria con la mayor parte de bírricas producciones patrias mandándolas a donde siempre debieron estar, al más sórdido y profundo basurero subterráneo, en el que quizás podríamos hacer como si nunca hubieran existido intoxicados con los vapores tóxicos del celuloide en combustión.

"El viaje de Carol" es una de las pocas películas españolas, contadas con los dedos, que por méritos propios deberían sobrevivir a la extinción. Con una buena dirección, fotografía y realización, una historia interesante absenta de las (innecesariamente siempre) chabacanas formas de las producciones nacionales a quemar y unas interpretaciones, decentes las mínimas, destacables las que más (las de los niños y Álvaro de Luna), ésta es una sutil historia sobre la pérdida de la inocencia en el amargo transfondo de la Guerra Civil. ¿Uno de los temas de siempre? Quizás, pero en este caso no es más que un mero recurso de fondo catalizador de ese viaje precipitado hacia la madurez.

Lástima que los adjetivos interesante y española raramente casen en una misma frase que contenga el sustantivo película... por eso, ¡arde en el Valhalla cine español!