Me ha sorprendido mucho este mediometraje. La verdad es que no me esperaba gran cosa, teniendo en cuenta que sólo dura media hora, pero a Truffaut le basta ese tiempo para rodar una obra maestra... bueno, quizás no lo sea, pero teniendo en cuenta ese condicionante creo que hay que destacar su increíble mérito.

La historia es convincente y uno se ve involucrado en ella, provocando más efecto en el espectador que muchas películas que duran tres y cuatro veces más.

Para mí, un trabajo imprescindible para ver después de Los 400 golpes y saber cómo prosigue la vida del niño protagonista.