Todos el que se haya puesto a ver esta secuela coincidirá conmigo en que la original bloodsport es fantástica, te presentan a Van Damme, te cuentan rápidamente su vida mediante flashbacks, cuáles son las subtramas y enseguida estamos en el kumite viendo a los luchadores zurrarse, pero ¿Y si le diéramos a Van Damme más motivos para pelear, una trama más sólida y una moraleja? Pues estaríamos ante Bloodsport 2.
Es cierto, es una continuación muy poco inspirada, pero eso no quiere decir que sea mala, es más, se acerca mucho a la calidad de la original inclusive superándola en algunos aspectos.

En primer lugar, es cierto que no es tan mítica como la original, no tenemos a Van Damme (aunque su repuesto lo hace bastante bien) ni tampoco a Bolo Yeung, pero conservamos a Donald Gibb, el simpático amigo del protagonista.
Por otro lado la banda sonora de este segundo filme es mucho peor que la de su predecesora. A pesar de todo lo dicho, esta entrega cuenta con escenas de lucha tan buenas como las de su hermana mayor, nuestro protagonista tiene un arco de personaje, que aunque sencillo es funcional, Pat Morita le da cierto caché al reparto y nunca podré rechazar un montaje clásico de entrenamiento.

En conclusión es innegable que Bloodsport es mejor película, pero si te gustó aquella creo que disfrutarás de esta.