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Voto de Javi McClane:
1
Ciencia ficción. Drama Tras seis meses en una solitaria misión espacial, un astronauta intentar hacer frente a los problemas de su matrimonio con la ayuda del misterioso polizón que encuentra en su nave. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2024
45 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seamos sinceros, El astronauta (Spaceman), la nueva película de Adam Sandler para Netflix, tenía pinta de ser pretenciosa y aburrida, y al final ha acabado siendo pretenciosa, aburrida y estúpida.

Lo admito, me encanta Adam Sandler, haga lo que haga, hasta el punto de que lo perdono sus peores películas, apreciando que en estos últimos años haya querido hacer películas más adultas y serias, algo que le salió muy bien con la interesante Diamantes en bruto (Uncut Gems), pero que le ha salido muy mal con El astronauta.

Y es que este drama de ciencia ficción quería ser una película de festival, es decir, para los paladares más exquisitos, pero no ha convencido ni a los críticos, que no han dudado en tildarla de aburrida, que, sin paños calientes, es lo que es. Por una vez, estamos de acuerdo, porque estoy seguro de que el público no va a finalizar el visionado de una propuesta que no solo se cree mucho más lista de lo que no es, sino que encima es estúpida, algo que se detecta a los cinco minutos de película.

El guion se pasea como si fuera intelectual, único y digno de todos los elogios posibles, pero acaba resultando bobalicón, convencional y digno de todos los bostezos, con una desmedida ambición de sus responsables que cae en saco roto. Se palpan las intenciones, pero no han llegado a buen puerto, porque esto no hay quién se lo trague, en un panfleto de filosofía barata del todo a cien que te deja con el regusto de que te han hecho perder el tiempo.

Adam Sandler se entrega, volviendo a confirmar que los papeles dramáticos se le dan igual de bien que los cómicos, entre otras porque es un gran actor, le pese a quien le pese, pero no es suficiente para salvar los muebles, ni poniéndole de compañero de aventuras a una araña con un aspecto que navega entre la repulsión y lo entrañable, pero a la que dan ganas de drogar con somníferos para que no de la turra durante todo el visionado de un film perfecto para la hora de la siesta. Si tus persianas oculares se van cerrando, es que la cosa no va bien.

Y ya está, no tengo mucho más qué decir de una cinta que ha pecado de pretenciosa, pero que ha acabado siendo un aburrido pasatiempo que todos habremos olvidado en dos días. Lo siento, pero hay producciones que te han contado lo mismo sin necesidad de artificios de ningún tipo, es decir, de arañas especiales y de la presencia de Adam Sandler, porque sin este último, no habríamos picado tantos. Te quiero, Sandler, pero el cupo de estiércol que puede soportar el espectador empieza a desbordar. Ojo con eso…

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Javi McClane
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