Justo cuando creíais que estaba todo inventado, y que Hollywood ya no podía sorprenderte, van y te saca Flamin’ Hot: La historia de los Cheetos picantes, que tal y como reza el título, es el biopic del creador de dicho producto. Lo primero que pensé al conocer la existencia de esta película fue, que se pare el mundo, que yo me bajo. Por otro lado, no negaré que también me picó, nunca mejor dicho, la curiosidad. Y aquí estamos, con una cinta estrenada directamente en Disney Plus, y que viene amparada por el debut en la dirección en el largometraje de la actriz latina Eva Longoria.

Y lo de latino no lo indico por capricho, ya que por si algo destaca este debut, es por esa identidad latinoamericana, en este caso mexicana, contándonos la historia del hombre que inventó los cheetos picantes. Lo sé, sigue sonando extraño, ya que estamos ante una historia que podría haber caído en el ridículo, o incluso en el exceso de seriedad, pero que sale totalmente airosa, navegando con maestría en un acertado tono cómico que le sienta a las mil maravillas, y que nos confirma que se han hecho los deberes.

Porque no, esto no es solo la película del creador de los cheetos picantes, es también la lucha de un inmigrante y su familia por prosperar en un país que se resiste a aceptarlos, intentando alcanzar sus metas por aquello de darle sentido a esa famosa idea del sueño americano. Ojo, no digo que sea perfecta, y es posible que la hayáis olvidado en unos días, pero se agradece cuando las cosas están hechas con cuidado y cariño.

Longoria nos ofrece una dirección entusiasta, con un montaje y ritmos que jamás pierden la atención del espectador, confirmándonos que el género del biopic está en su mejor momento. De verdad que, ahora mismo, no recuerdo un biopic decepcionante o fallido en los últimos años, con una serie de producciones diseñadas para enseñar y entretener a partes iguales. Una delicia.

Y atención a la estética y encanto de los 90 en esta cinta, evocándonos esa irrepetible década de forma convincente, y con una Longoria preocupado en los detalles, y de ahí la efectividad de algunos planos, notándose que sus responsables se creen el producto y la historia, no conformándose con ofrecer un trabajo televisivo, por mucho que el film haya llegado directamente a plataforma.

En cuanto al guion, era complicado presentar una historia como la que nos ocupa sin provocar el arqueo de ceja en el respetable, o incluso la carcajada, pero al final la película ha cerrado la boca a los escépticos, entre los que me incluyo, ya que es algo más, partiendo de un punto algo rocambolesco, pero ofreciendo otra historia de esfuerzo y superación.

Y digo otra porque esto ya lo hemos visto todos antes, aunque con cheetos picantes, y eh, ¿qué hay de malo en eso? Mientras pasemos un buen rato, el trato está más que hecho, y si a eso le añades que se haya apostado por el género de la comedia, ya no hay nada más que añadir, señoría.

En cuanto al reparto, Jesse Garcia destaca como gran protagonista, con una actuación cercana y entrañable que nos hace empatizar con él desde el minuto uno. Es posible que este papel estuviese destinado a Michael Peña, pero Garcia se ha llevado el gato al agua en esta ocasión, con una fabulosa interpretación, en especial en los momentos dramáticos, sin dejar de funcionar en todos los géneros. No se quedan atrás los secundarios, con unos geniales Dennis Haysbert y Tony Shalhoub a la cabeza.

No digo que estemos ante una genialidad, ni creo que esta película esté entre lo mejor del año, ni os va a volar la cabeza. Pero leñe, a veces hacen falta productos tan simpáticos, amenos, desenfadados, inofensivos y bien intencionados como el que nos ocupa, con un mensaje que quizás suene a ya visto, pero que nunca está de más, y que nos confirma que al final sí ha sido buena idea hacer una película sobre el creador de los Cheetos Picantes. Ver para creer. Y es que, como indica la película, todo es posible. Muy recomendable.

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